Insto a todos los católicos de todo el mundo a unirse en oración con nuestros hermanos y hermanas que se encuentran en China, para implorar de Dios la gracia de proclamar con humildad y gozo a Cristo, muerto y resucitado, para ser fieles a su Iglesia y al Sucesor de Pedro y vivir la vida cotidiana en el servicio a su país y a sus conciudadanos de una manera coherente con la fe que profesan.
Haciendo nuestras algunas palabras de la oración a Nuestra Señora de She Shan, me gustaría invocar junto con vosotros a María: "Nuestra Señora de Sheshan, alienta el compromiso de quienes en China, en medio de las fatigas cotidianas, siguen creyendo, esperando, amando, para que nunca teman hablar de Jesús al mundo y del mundo a Jesús "
El piadoso ejercicio del 'Mes de mayo' nos invita a presenta a María, Espejo de justicia la flor del almendro y con ella el dominio sobre nuestros juicios a los otros, en reparación por los que juzgan las obras bajo apariencias humanas.
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