Desde Mumbay viajamos hoy a España y nos vamos hasta Burgos, la última casa que visitó Santa Vicenta María López y Vicuña, herida ya de muerte. Allí aprovechó las poquitas fuerzas que tenía para pasar la visita a la comunidad, para buscar recursos y trazar unos planos para la construcción de una capilla en la que las chicas pudieran honrar a María y, bajo su mirada y protección, crecer en su fe y acercarse asiduamente a la Eucaristía.
El devoto ejercicio del Mes de mayo nos invita hoy a ofrecer una flor de azahar a la Madre admirable y con ella nuestra modestia, en reparación por todas personas que vanalizan su cuerpo.
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