No sé de quién lo aprendí pero me gusta preguntarme de vez en cuando: ¿Qué tendrá lo pequeño que tanto a Dios le enamora?
Se cumplen hoy 149 años de la muerte de Manuel María Vicuña... un hombre grande que supo hacerse pequeño porque lo pequeño enamora a Dios... No es tarea fácil llegar algún día a hilvanar una biografía de Manuel María Vicuña, pero nadie ha dicho que lo difícil sea imposible.
La única vez que Manuel María se enamoró de una mujer, rompió el silencio con respecto a su persona, porque: "el corazón tiene razones que la razón no entiende".
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En Cascante se consolidó la vocación de Manuel María Vicuña |
Tenía ya 40 años cumplidos cuando escribió desde Cascane, al que pudo haber sido su suegro, una carta que más que una petición de mano es un relato autobiográfico...
A D. Felipe López Valdemoro, en Madrid.
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Cascante 24 de febrero de 1843
Mi
estimadísimo Sr. D. Felipe: Después de pedir a Dios con instancia el acierto y
de consultados sus vicegerentes para mí en la tierra con aprobación de todos y
satisfacción completa de mi Sr. tío y hermanas ha llegado felizmente el día de
declarar a V. abiertamente que amo para esposa a Inesita con toda la eficacia y
pureza de que mi corazón es capaz. La amo por su juicio, talento y finura,
prendas que descuellan entre tantas otras físicas y morales como reúne, y que
la hacen para mí la mujer más apreciable que he conocido; pero sobre todo la
amo porque creo firmemente que por su bondad soy amado verdaderamente y
el propio intento que a mí me guía; bien que con la sujeción debida a la
voluntad de V. conforme a la sana y esmerada educación que ha recibido y a la
docilidad genial y sumisión de la mejor hija que su trato descubre. Aunque su
decoro y mis principios han impedido que nos hayamos franqueando los
sentimientos de nuestro mutuo afecto, mi corazón me dice que el fondo de los
dos es uno mismo. A tener sobre esto la menor duda, nunca me hubiera decidido a
dar el paso para que sirve esta carta. Deseo lo entiendan V.V. así y que siendo lo que me interesa más en este
mundo lo fío a su conciencia la declaración más franca y espontánea de
In[esi]ta.
Pero
aunque yo suponga que por su bondad no por mi mérito, tenga su amor y por otra
parte vea que es imposible me conozca yo cual soy y que debo serlo ya
de VV. acaso mejor; me parece conviene para asegurar el acierto de V.V. así
como par mi tranquilidad interior que yo me explique con alguna extensión sobre
mis circunstancias principales para que no engañen las apariencias favorables que haya en mí de cuya falsedad no
es tanto mía la culpa como de los que a ciega o ligeramente me juzgan. Aunque
sea pues a costa de mi amor propio me desahogaré manifestando las dificultades
que en mis meditaciones sobre este asunto me han ido ocurriendo y al paso
también como he ido dándoles salida de
alguna manera mi amor a In[esi]ta y el convencimiento que mi conciencia me
dicta de que Dios nos destina a ser felices unidos. Ahora no permita este Sr.
que al dar yo mis explicaciones se vea en ninguna o parezca verse tendencia a
condiciones o cosa equivalente pues el amor alma del matrimonio no admite
condiciones sino que suple por todo y hace que una vez abrazado ningún
sacrificio se perdone en obsequio del objeto amado, que es lo que yo con la
divina gracia me propongo hacer sin dudar de la correspondencia para su caso.
Vamos
a nuestros intento discurriendo con franqueza y dejando a VV. la más absoluta
para resolver.
No
necesita V. que yo le advierta que la igualdad proporcional entre los esposos
es una de las circunstancias más recomendables para la felicidad del matrimonio
porque aquella trae la igualdad también de inclinaciones y contribuye a conservar el mutuo amor y la facilidad de
auxiliarse recíprocamente toda la vida. Yo cumplí 40 años en agosto último e
Inesita tendrá alguno más que la mitad, y por más que ordinariamente se repare
poco en estas diferencias yo me detuve en el principio deseando que la de
nuestra edad fuese 4 ó 6 años menos; pero al cabo me tranquilicé hallando la
compensación en el juicio de Inesita y en mi deferencia genial. Creo no sea
ilusión.
También
me ocurrió desde luego la equivocación en que Inesita podría incurrir
creyendo mi cabeza lo que no es y quizá considerándola privilegiada como la de
V. así en el físico como en lo mental . Aunque gracias a Dios gozo y he gozado
siempre de una salud igual y no he tenido enfermedades fuera de las fluxiones a
la boca que han causado la ruina casi total de mi dentadura; pero además de
esto hay que contar con que mi complexión no puede decirse robusta o capaz para
grandes fatigas bien sea porque la vehemencia de mi espíritu altere mi físico
o por cualquiera otra razón que yo no alcanzo. En cuanto a mi talento si llega
a mediano, se rebaja mucho porque esa misma vehemencia me hace más tardo para
comprender al paso que me obliga a querer estudiar hasta en sus ápices los
asuntos y así resulta que yo gasto en el despacho de estos doble tiempo que
cualquiera otro y que este amor trabajo lo paga mi salud, y por consiguiente mi
aptitud no es con mucho lo que parece. Sin embargo fío en Dios cuya vocación
creo que sigo que me dará fuerzas y hará llene las obligaciones de mi estado
venciendo esta nimiedad que tanto me perjudica en lo que exceda a la delicadeza
que exigen la conciencia y el honor cuento superar con el mismo auxilio y el
de la penetración tan poco común de las que espero me conceda el cielo para
corresponder para vencer o suplir según eficazmente lo deseo mi sencillez o sea
la falta de discreción o conocimiento del corazón humano que frecuentemente
advierto en los negocios comunes influyendo en mí por otra parte
desgraciadamente acerca de ellos el pícaro respeto humano con tantos otros
defectos que mi fatal memoria no me presenta ahora y que se añaden a los muchos
más que el desmedido amor propio me encubre. Hablo como siento delante de Dios.
En
cuanto a intereses, por de pronto, si bien con algunas esperanzas para el
provenir puede decirse también que no soy más aventajado. Las guerras y contratiempos
los han reducido especialmente los de mis abuelos maternos y tres
extraordinariamente. Heredo de mis padres con responsabilidad de dotar a mis
hermanas y consumidos por consecuencias de la guerra, alojamientos que nos
quedaron en metálico se calculan el valor de la casa y hacienda de Estella que
he mandado tasar sobre 10.000 pies de a 4 pesetas moneda de Navarra de los que
deben descontarse 3.000 importe de cada uno de los dos dotes y unos 10.000 rs.
que aún se restarán a Eulalia. Los productos no puedo por de pronto tampoco
puntualizarlos y sólo sé que no corresponden al que en esa capital y aun aquí
tienen las fincas mucho menos no habiendo allí ya ninguno de la familia; para
no andar en particiones y poder mejor venderlo todo junto o que entre por ello
alguna de mis hermana llega a domiciliar en dicha ciudad, suponiendo que el marido
de la que ha casado aquí ha de estar a la vista le hemos cedido para este
intervalo la mitad del producto. contando con que la hermana menos que queda
soltera vivirá en la compañía de mis hermanos de esa o del Sr. tío, siendo solo
de mi cargo entregarle su hijuela o dotación llegado su caso.
Las
líneas de los abuelos maternos o sea, de los tíos pues que Madre quedó pagada
en vida de su haber han recaído en este mi Sr. tío por su propio derecho o como
usufructuario. Las hay libres, aunque son las menos en Agreda y aquí, y la
mayor parte con correspondientes a una capellanía merelega de que aquel es
primer poseedor y que por derecho de sangre debía recaer en mi línea o sucesión
si valiesen las reglas generales de la fundación pero que para casos como el de
las leyes hoy vigentes dispone la distribución de bienes entre el capellán y
sus sobrinos. El total valor de unos y otros puede calcularse sobre 300.000
rs. y además hay bastantes créditos siendo el principal uno de 70.000 rs. contra
la Villa de Agreda, miserable hoy, pero que debemos esperar sea otra cosa
completándose la carretera de esa corte a Francia en que están trabajando. Las
probabilidades pues son que a su tiempo entraremos los cuatro hermanos o
quienes nos representen por iguales partes en la sucesión de dichos beneficios
en los cuales como en todos los demás libres de Navarra y que saben ya que sus
leyes dan el usufructo al cónyuge Ahora mi Sr. tío por varias razones y
especialmente por su genio y carácter de eclesiástico al paso que no obtiene
los rendimiento que otro de diferentes circunstancias podría conseguir, tiene
para sus distribución multiplicadas las atenciones de caridad, etc. y además
después de haber coadyuvado para la colocación de Nicolasa se propone hacerlo
también cuando llegue la de Dominica a quien debe proteger más que a mí. En
estas circunstnaicas por un esfuerzo de su afecto y generosidad ofrece para mi
alojamiento el cuarto o casa que ahí tome y darme la librería por de contado de
nuestro Difunto. Así que de todos modos mi principal recurso en esa debe ser la
abogacía; conque si se verifican mis designios creo deber contar con la
protección de V. para ejercer esa profesión con alguna utilidad desde luego, y a
los por el tiempo suficiente para hacerme lugar o conocimiento en la Curia.
También
me parece debo hacer en esta mención de mis compromisos políticos. Suponiendo
me harán V.V. la justicia de creerme muy ajeno de figurar, también espero me la
hagan al manifestarles que desde el 1er cargo de Vocal de la Junta
de Navarra que se me confirió a luego de haberme llevado a casa la enfermedad
última de mi difunto padre fueron multiplicadas mis renuncias dirigidas por el
conocimiento de mi inaptitud a la par de la presión tan ardua en que sus atribuciones
y las circunstancias colocaban a aquella corporación previendo que en ella
iba a ser uno víctima estérilmente. Pero en proporción inversa de mis esfuerzos
por no mandar fuesen el empeño y mandatos que racionalmente me forzaron sin
excusa, y gracias a Dios que me salvó del destino de juzgar, el más terrible en
medio de la guerra y al que desde el principio mire para mí al menos como imposible
resuelto a pasar por cuanto había en el mundo antes que admitirlo. Por dicha
mía puedo decir que generalmente me ocupé siempre de hacer bien o aminorar los
males inevitables, sin que me parezca haber quedado enemistado con ninguno
antes en todos los partidos tengo muy buenos amigos. Por lo demás ahora como
siempre he apetecido seguir las huellas de mi difunto tío y toda mi ambición se
cifra en vivir retirado e independiente con la abogacía, asumiéndola cuando
haya estabilidad y mi compromiso con cualquiera asesoría de rentas. Mas si como
es tan fácil andando el tiempo, el error o afecto imprudente de los que creen
conocerme y estimarme me comprometiesen en otra cosa, llano es que cuanto deba
hacer ha de ser consultando a la que una su suerte con la mía y procurando su
bien y voluntad después de la de Dios antes que la mía.
En
medio de las interrupciones en que escribo y sin tiempo para más no pudiendo
sufrir pasar ya más tiempo sin dirigir a V. esta carta, no ocurre otra cosa que
añadir sino que quedo dispuesto a satisfacer a V.V. en cuanto crean
oportuno. He preferido hablar a V. por
escrito porque siempre se hace con más exactitud y por dejar a V.V. más
libertad contestando en la propia forma. Estamos ya aquí reunidos con el Sr.
tío los sobrinos y por complacerle habremos de detenemos unos 10 días. Si V.
pudiera responderme antes de separarnos se lo agradeceríamos todos; en la
inteligencia de que son un sí desnudo
quedarán cumplidos todos mis deseos.
Ofrezco
a V.V. la voluntad más sincera y decidida y a Inesita el sacrificio más
constante de ella que es cuanto se halla a mi alcance, al paso que le ruego a
Dios el acierto y que después confíe ciegamente en su providencia pues es de fe
que a quien busca el reino de Dios lo demás se le dará por añadidura.
Mi
Sr. tío y Eulalia particularmente así como mis hermanos saludan a V.
afectuosamente y a su Sra. Dª Mariquita con Inesita, Diego y Norberto con
besos a los niños y yo me repito suyo con todo mi corazón absolutamente suyo y
B.S.M.
Manuel María Vicuña
Pudo haber sido... pero no fue. Los planes de Dios que Manuel María había seguido siempre con escrupulosa fidelidad... no habían cambiado... los hijos de Manuel María seguirían siendo los pobres. Por ellos y para ellos viviría en escrupulosa fidelidad a su vocación cada uno de los días de vida que el Señor le regalara.
Su humildad, su pobreza, su fe, su clara visión del camino hacia la salvación que Cristo nos ofrece... hicieron el milagro de un hombre grande que se identificó con los más pequeños.