Las que formamos hoy el Instituto tenemos la suerte de
conocer una coincidencia de calendario, que en este siglo XXI ocurrirá solamente
dos veces más, en los años 2028 y 2090: hoy, 11 de junio celebramos la
Solemnidad de Santísima Trinidad.
Nada ocurre por azar. Dicen que la casualidad es la
Providencia de Dios cuando no quiere poner la firma. El 11 de junio marcó la
Solemnidad de la Santísima Trinidad en el año de 1843. Fue el año en el que
contrajeron matrimonio don José María López y doña María Nicolasa Vicuña, padres de santa Vicenta María. Y fue
también el año en el que, don Manuel María Vicuña sugirió y obtuvo de la Junta
de la Congregación de la Doctrina Cristina, poder abrir una sala “de Convalencia”
en la Hospital de San Juan de Dios, para evitar la recaída en el pecado de las
jóvenes que habían sido curadas de sus enfermedades y no querían volver a los
ambientes de mala vida. De aquella semilla nació, entre otras, nuestra Congregación religiosa.
También ocurrió en el año de 1876, cuando a las 4 y media de
la tarde, el beato Ciriaco María Sancha y Hervás, en una emotiva ceremonia
imponía el hábito religioso a santa Vicenta María y otras dos compañeras.
A lo largo de su historia, la Congregación ha celebrado esa
coincidencia en cinco ocasiones: 1911, 1922, 1933, 1995, 2006 y hoy. Cada uno
de ellos tuvo sus particulares efemérides y celebraciones, pero hoy no puedo
evitar un particular sentimiento de gratitud por lo que la Congregación celebró
y agradeció en 1995.
Aquel día se incorporaron tres nuevos miembros y
comenzaron su noviciado otras tres; hicieron sus primeros votos cinco y
emitieron diecinueve la profesión perpetua. Algunas cambiaron su orientación a
lo largo del camino, pero más de veinte siguen atentas a la voz de Dios
que nos llama siempre… que crea en nosotras las capacidad de responder a su
llamada y que nos ofrece la gracia de permanecer fieles a Él a ejemplo de la
Virgen fiel…