Conservado en la Comunidad de Sevilla |
La Comunidad de Sevilla
conserva un dibujo de Santa Teresa de Jesús que Santa Vicenta María dedicó a su
tía, doña María Eulalia. No deja de sorprender que la dedicatoria esté fechada
en el mes de febrero y no en diciembre, cuando su tía celebraba el onomástico. En
el mismo dibujo Santa María escribió:
Dedicado
a mi tía Eulalia
16 de
Febrero de 1865
Vicenta
Ma López
Conservado en la Comunidad de Milán |
Sea como fuere, que la Madre Fundadora tenía especial
devoción y admiración a Santa Teresa no deja lugar a dudas.
En sus viajes lamenta no imitar la austeridad de Santa Teresa
«cuando iba a hacer sus fundaciones»[1].
Si el futuro aparece incierto anima a prescindir de todo y
repetir «aquello de Santa Teresa: Vuestra soy, para Vos nací,
haced lo que queráis de mí. Aleje la tristeza cuanto pueda»[2].
Mientras descansaba en Torre del Campillo (Daroca),
disfrutaba escuchando la lectura de las obras de Santa Teresa que doña Antonia
Ponz de Campillo leía «con muy buen
sentido»[3].
Le tocó vivir un
centenario Santa Teresa (1882), con pena de que en Madrid no se celebrara como
merecía, con gozó al conocer las celebraciones que hubo en Cascante y dando especial
realce a la fiesta en comunidad. Así lo contaba a su padre: «Mucho me alegro que mis paisanos se hayan movido a celebrar el centenario
de Santa Teresa; en Madrid no es mucho lo que se ha celebrado para lo que la
Santa merece. Aquí tuvimos por la tarde manifiesto y una hermosa plática sobre
el asunto por un sacerdote a quien oímos por primera vez, y tanto me gustó, que
pienso pedirle nos predique el sermón de la Purísima.»[4]
Si le asaltaba la duda acerca de lo que tenía que hacer, en
Santa Teresa encontraba la manera de conocer la voluntad de Dios: «pensé hacer lo que hacía Santa Teresa
cuando tenía dudas, ir al confesor del punto donde estaba y siempre dice que
ponía Dios en sus labios lo que era su voluntad.»[5]
Cuando las circunstancias
eran dolorosas, los versos de Santa Teresa valían para encontrar el verdadera
sentido: «Los versos de Santa Teresa los mandé porque la
monja que enviaba el pañito me los mandó, y como decía que la cruz es el camino
del cielo, y estábamos al pie de ella, me parecieron oportunos.»[6]
El 15 de octubre, ha sido
siempre un día grande en la Congregación y se celebró de una manera muy
particular: por la gran devoción que le tuvo Santa Vicenta María, porque la
nombró patrona de las religiosas profesas del Instituto, porque la consideró ‘maestra’
para sus religiosas.
En el primer proyecto de
Constituciones, no duda en poner la doctrina de la Reformadora del Carmelo como
referencia para alcanzar la perfección de la obediencia: «La obediencia debe ser ciega y para que sea tal
necesita de verdadera abnegación de la propia voluntad y juicio: […] santa
Teresa decía que aunque todos los Ángeles le hubiesen dicho que hiciese alguna
cosa, si su superiora le mandase lo contrario hubiera preferido la orden del
Superior»[7].
El primer nombre que Santa
Vicenta María decidió para imponer a una novicia fue el de ‘Teresa’ y tan bien
acertó con él que lo impuso a la que el Señor llamaba para ser su continuadora:
M. María Teresa Orti gobernó el Instituto durante treinta y cuatro años largo.
Tal ve no es un caso que
Santa Vicenta María eligiera el día de la fiesta de Santa Teresa para hacer la renuncia
legal de todos sus bienes en favor del Instituto, el día 15 de octubre de 1888.
Las celebraciones de la
fiesta de santa Teresa durante el largo generalato de M. María Teresa Orti pusieron
una nota particular de honda fraternidad entre todas las comunidades del
Instituto. Fue el de 1909, el de “la Semana Trágica” de Barcelona, un año de
particular sufrimiento, al llegar el mes de octubre, entre los regalos
ofrecidos a la Madre General, había una estampa con una oración impresa, para
repartir a todos los miembros del Instituto, con el fin de aunar sus oraciones
por M. María Teresa.
Gracias H. Ma Digna!!! Por "hacer memoria" de tan importantes acontecimientos de nuestra historia congregacional, muy unidas a todas🙏
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