viernes, 17 de abril de 2020

Un día como hoy... 17 de abril



1888: En abril de 1888, Santa Vicenta María empezaba a entrever cómo se consolidaba lala necesidad de uniformar algunas costumbres en la Congregación de cara a salvaguardar la unidad y a dar un mayor testimonio que atrajese vocaciones al Instituto. La Madre Fundadora, de acuerdo con D. Ciriaco María Sancha y con el P. Hidalgo, dirigió, el 17 de abril, una carta a las comunidades fijando algunas costumbres que debían observarse en todas las casas del Instituto[1]. De los siete puntos que señala, los dos primeros se refieren a los días de comunión y a la intención de la comunión en los primeros viernes. El tercero y el cuarto, a las penitencias y la clausura. El quinto y el sexto al tratamiento de las Hermanas; y el último a la bendición de la mesa.
Capilla de la Casa Madre 1886-1898

Congregación por ella fundada, aunque siguiera siendo excesivamente escaso el personal y no faltaran dificultades de todo género. Pero tenía ya Sagrario con el Santísimo Sacramento presidiendo cada una de las cuatro casas abiertas y dos de ellas, Madrid y Sevilla, instaladas en edificios propios y con espacios suficientes para dar expansión a la obra apostólica. Tal vez fue ese conjunto de cosas lo que provocó en el ánimo de Santa Vicenta María
En las expresiones del trato mutuo, no se distinguieron las Hermanas hasta entonces, pero D. Ciriaco María Sancha y la Madre Fundadora, decidieron dar tratamiento de “Madre” no sólo a las superioras sino a todas las religiosas de la clase de directoras, desde que emitieran sus primeros votos, por ser el que mejor expresa los oficios que desempeñan con nuestras jóvenes, y se suprimió el ‘Sor’ que hasta poco antes había precedido a las firmas sustituyéndolo con las iniciales de Religiosa de María Inmaculada debajo del nombre.
Patio de la Casa de la calle de Jesús en Sevilla
La Congregación de Hermanas del servicio doméstico estaba llamada a realizar con las sirvientas una labor apostólica que no se ceñía al ámbito de sus colegios. El trabajo de las Hermanas se inicia con las jóvenes que reciben en sus casas, pero debe ser continuado con las que dejan el colegio para colocarse como sirvientas y con las familias a quienes prestan sus servicios. El artículo 23 de las Constituciones señala que
atendiendo a los fines de la Congregación, no guardarán clausura, pero no saldrán de casa sino cuando lo mandase la Superiora y con la Hermana que la misma designase. No mostrarán repugnancia en salir siempre que la obediencia lo ordenare, seguras de que agradarán a Dios en el cumplimiento de cuanto se les mandase por medio de la Superiora[2].

Sin mencionar el trabajo apostólico, la Madre Fundadora impone una cierta clausura a los miembros del Instituto.
Conviene que nuestras Religiosas no salgan de casa y, por tanto, no se harán más visitas que las de oficio, como son las de Prelados u otras que, aunque rara vez, pueden ofrecerse. No irán a oficinas de ningún género, en que haya o pueda haber asuntos de interés, más que en algún caso de absoluta necesidad o de gran conveniencia. No saldrán a comercios ni diligencias de este género, y menos a ver de exprofeso las cosas notables que pueda haber en cada población, ni aún Iglesias o santuarios, exceptuando la Capilla de la S[antísi]ma. Virgen del Pilar[3].
Por lo que se refiere a las penitencias, las Constituciones señalan que,
En atención al trabajo que lleva consigo el Instituto, y otras razones que para ello encuentran personas de virtud y experien­cia, no habrá penitencia alguna señalada[4].
La devoción personal de la Madre Fundadora a las prácticas de penitencia, y, tal vez el deseo de las Hermanas, la llevó a determinar en las costumbres introducidas ahora, la abstinencia en la cena de los sábados, invitando a las enfermas, “o demasiado endebles”, a mortificarse con la privación del consuelo que es de esperar experimenten todas, en ofrecer este pequeño obsequio a la Santísima Virgen.
En 1890 la Congregación de Hermanas del servicio doméstico de la Inmaculada Concepción, se rige por las Constituciones que denominamos de 1882, aprobadas por el Cardenal Juan Ignacio Moreno. A modo de apéndice se les añadieron las “Advertencias” hechas por la Sagrada Congregación. Las Reglas comunes y particulares, facilitaban la observancia de las Constituciones. La manera de regirse en las cosas más ordinarias de la vida diaria, quedó fijada en la carta circular a que hemos aludido, y en el libro de las Prácticas y costumbres que la Madre Fundadora dedica al noviciado, pero que de hecho, observarán todas las religiosas[5].

1932:  Cuarenta y cuatro años habían pasado desde que Santa Vicenta María redactara en Barcelona su cuarta carta circular para ayudar a consolidar el estilo de vida propio en los miembros el Instituto, cuando el 17 de abril de 1932 llegaban a París, cinco novicias destinadas a ser el cimiento el nuevo «noviciado de San José», porque M. María de la Concepción Marqués puso en acción su profundo e incuestionable amor al Instituto y toda su intuición para buscar respuestas a la responsabilidad, que su servicio de gobierno reclamaban de ella en unas condiciones tan adversas a la vida religiosa como las vividas en la década de los años ‘30 del siglo XX en España.
Dos cubanas: María Isabel Saavedra Gracía[6] y María de la Caridad Illera Hernández[7], y tres españolas: María Teresita de la Santa Faz Rubio Medinabeitia[8], María Blanca Guallart Martínez-Vargas[9], María de San Rafael Martín Vicente[10], viajaron de Bilbao a París, donde completaron su primera formación y desde ella se dispersaron por los caminos que les fue señalando la obediencia para ser testigos de la Resurreción y desgastarse hasta dar la vida por salvar almas y acercar las jóvenes a Jesúcristo.




[1] Cf. Carta a todas las Hermanas de la Congregación. Barcelona, 17.04.1888, CarSVM, n. 1136, III, 299s.
[2] Constituciones 1882, art. 23, REDACTA 233.
[3] CarSVM, n. 1136.1, III, 299. Las medidas, que posteriormente, intenta adoptar M. María Teresa Orti, no pueden mantenerse sin perjuicio de la obra apostólica. En el ejemplar de las Constituciones que se conserva en el AGRMI, arm. 1, carp. 32, hay, inserta, una anotación de caligrafía de M. María Eulalia Sánchez, que dice: Nota: Habiendo probado la experiencia que para lograr los fines del Instituto no se necesita absolutamente salir de casa, la Superiora general acordó y ordenó que las religiosas no salieran más que para visitas oficiales de Prelados, Personas reales, etc. y las imprescindibles en las fundaciones, así se observará en adelante. El texto de las Constituciones no ha podido variarse por ser el presentado a Roma y hallarse en prueba las modificaciones hechas por la Sagrada Penitenciaria [sic], cuando llegue el caso de presentarlas de nuevo para la aprobación definitiva será la ocasión de variar este capítulo como otros varios. En el intento de mantener tal decisión, se creó, en 1896, una tercera clase de “Hermanas Auxiliares” con la misión de visitar a las jóvenes del Colegio en las casas donde sirven, acompañar a las que se hallen desacomodadas, hacer las compras y los demás encargos de fuera (cf. Constituciones RMI 1896, n. 4. Al no ser reconocida esta tercera clase por el Decreto de aprobación del Instituto en 1899, los encargos de fuera de casa se encomendaron a las Hermanas Coadjutoras, mientras las Directoras siguieron sujetas a la norma de la clausura (cf. Constituciones 1896; Autorización para imponer el hábito a las Hermanas Auxiliares, en AGRMI, arm. 1, carp. 7/13; Decreto de aprobación del 13.01.1899, SCOR, n. 15016/14).
[4] Constituciones 1882, art. 18, REDACTA 227.
[5] Cf. María Digna Díaz Pérez, Historía de la Congregación de Religiosas de María Inmaculada, t. I, Madrid 2000, p. 446-449.
[6] Nació en Guinés (La Habana) el 14 de junio de 1902; entró en la Congregación en Madrid el 16 de julio de 1930; vistio el hábito en Bilbao el 18 de enero de 1931; hizo sus primeros votos en París el 5 de febrero de 1933; emitió la profesión perpetua en París el 6 de febrro de 1938; falleció en Santa Antonio Texas el 4 de abril de 1983.
[7] Nació en San Antonio de los Baños (La Habana) el 10 de agosto de 1902; entró en la Congregación en Bilbao el 19 de junio de 1931; vistio el hábito en Bilbao el 9 de febrero de 1932; hizo sus primeros votos en París 11.02.1934; emitió la profesión perpetua en Roma, Vía Palestro, el 11 de febrero de 1939; falleció en Medellín 18 de enero de 1984.
[8] Nació en Bilbao el 1 de octubre de 1913; entró en la Congregación en Madrid el 27 de marzo de 1930; vistio el hábito en Madrid el 28 de diciembre de 1930; hizo sus primeros votos en Paris el 26 de marzo de 1933; emitió la profesión perpetua en Roma-Vía Palestro el 24 de junio de 1938; falleció en Vigo el 23 de mayo de 2003.
[9] Nació en San Juan de la Cuenca (Asturias) el 24 de agosto de 1911; entró en la Congregación en Madrid  el 8 de diciembre de de 1930; vistio el hábito en Bilbao el 15 de agosto de 1931; hizo sus primeros votos en París el 1 de octubre de 1933; emitió la profesión perpetua en La Coruña el 1 de octubre de 1938; falleció en Logroño (Betania) el 11 de octubre de 1946.
[10] Nació en Aldeavila de la Rivera el 8 de agosto de 1911; entró en la Congregación en Madrid el 28 de noviembre de 1929; vistio el hábito en Madrid  el 9 de noviembre de 1930; hizo sus primeros votos en Parísel  5 de febrero de 1933; emitió la profesión perpetua en La Corña el 2 de febrero de 1938; falleció en Vitoria el 12 de enero de 2005.

3 comentarios:

  1. Gracias querida hermana. Siempre es un oasis para el alma recurrir a las fuentes. Bendiciones.

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  2. Mil gracias Maria Digna,por a acercarnos mas a conocer nuestra historia congregacional.Hermoso,mantenernos al dia.Un fuerte abrazo a la distancia.

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  3. Gracias Ma Digna.... me encanta leer todo lo que vas subiendo de nuestra historia.... Gracias!

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Agradezco sinceramente los comentarios. Si tienes alguna consulta para hacer acerca de cualquier tema relacionado con la historia del Instituto y esperas respuesta, por favor, deja un contacto en el mismo comentario o en la dirección de correo histrmi@gmail.com. GRACIAS