1 Febrero 1917: «Se nos fue al cielo la Madre Mª Asunción Carrera (q.e.p.d.)»
María del Patrocinio (M. María Asunción) Carrera y Romero |
Desde mitad de septiembre hasta mitad de octubre de
aquel mismo año de 18798, M. María Asunción acompañó a Santa Vicenta María en
Torre del Campillo, Daroca, donde la Madre se repuso notablemente.
El día 12 de septiembre de 1880, cuando su compañera
de hábito había abandonado ya el Instituo, pronunció M. María Asunción Carrera
sus primeros votos en Madrid y se convirtió en uno de los principales apoyos de
la Madre Fundadora.
El 23 noviembre de 1883, con motivo de la muerte de
doña María Nicolasa Vicuña, M. María Asunción viajó de nuevo con Santa Vicenta María
a Cascante y con ella permaneció hasta que el 20 de diciembre que regresaron a
Madrid acompañadas por D. José María y sus dos doncellas. En los casi cinco
años que pasará D. José María en Madrid, hasta su muerte, será M. María Asunción
quien estará más pendiente de él.
En enero de 1887, la salud de Santa Vicenta María volvió
a quebrarse y M. María Asunción, sin dudarlo, llamó a Madrid a las superiora de
Sevilla y Zaragoza, M. María Teresa Orti y M. María de la Paz Carrera, hermana
carnal de M. María Asunción. Al año siguiente, en agosto de 1888, M. María Asunción
acompañó a la Madre Fundadora a Panticosa y Cascante; sería su última visita a
la casa paterna, la tercera como religiosa y en las tres con la misma
compañera: M. María Asunción Carrera. Fue en este viaje en el que, no sabemos
bien cómo, pero M. María Asunción salvó de la hoguera los escritos y cartas de
familia. Pudo ser a partir de entonces cuanto extremó el cuidado en que se
conservara todo lo que tenía relación con Santa Vicenta María y, sin bien es
verdad que mucho se perdió con la ocupación de nuestras casas durante la Guerra
Civil de 1936 a 1939, no es menos cierto que los Museos de Cascante, en la casa
natal, y de Madrid, en la casa madre del Instituto dan buena prueba del cuidado,
el cariño y el empeño que las primeras religiosas tuvieron en conservar ese
rico patrimonio, como prueba y testigo de otro inmensamente mayor: el legado de
santidad cristiana que la Madre Fundadora dejaba en manos de sus hijas.
Después de la muerte de D. José María, M. María Asunción
fue destinada como superiora a la casa de Sevilla y como tal participó en los dos
primeros capítulos generales. En el segundo, el año 1893, fue elegida Superiora
General, M. María Teresa Orti y M. María Asunción como su segunda consejera. La
escasez de personal impuso que M. María Asunción asumiera también el gobierno
de la casa de Burgos en 1898, de tal manera que participó en el tercer Capítulo
General, 1899, como segunda consejera y superiora de Burgos.
De regreso a Andalucía, ya sin responsabilidades de
gobierno, partició en el IV Capítulo General como Delegada por las casa de
Málaga y Sevilla.
Zaragoza y Barcelona parece que fueron las casas donde
M. María Asunción vivió a partir de 1905.
En febrero de 1910, residiendo en Zaragoza, una fuerte
pulmonía puso en peligro su vida. El día 23 le administraron el Viático y el 25
la Unción de enfermos porque el final parecía inminente pero no eran esos los
planes de Dios y el día 28 ya estaba fuera de peligro.
En julio de 1916 viajó por última vez a Madrid para
prestar declaración en el Proceso para la canonización de la Madre Fundadora y
desde allí se fue destinada a Barcelona donde pasaría algo más de seis meses
que le restaban a vida.
M. María Asunción murió en la misma humildad en la que
había vivido. La cronista de Barcelona resultó ser muy sobria en palabras y le
bastaron tres líneas para darnos noticia de su estado de gravedad, de la
administración de los últimos sacramentos y de su fallecimiento.
De ella había escrito Santa Vicenta María, cuando la
admitió al Instituto: «es una persona fina,
circunspecta, un carácter angelical que se trae las simpatías de todos; es hija
de un propietario atrasado por peripecias del campo, tiene otras siete hermanas, de manera que ha sido recibida sin
dote, y no será poco si completa lo necesario para alimentos durante el Noviciado.
Sin embargo, sus dotes me llenan más que si fuera muy rica; escribe bien, con mucha
facilidad y también es muy casera.»
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Agradezco sinceramente los comentarios. Si tienes alguna consulta para hacer acerca de cualquier tema relacionado con la historia del Instituto y esperas respuesta, por favor, deja un contacto en el mismo comentario o en la dirección de correo histrmi@gmail.com. GRACIAS