Parece un capricho del calendario… pero el 24 de noviembre
marca, en la vida de santa Vicenta María un viaje de ida y vuelta a Cascante a veintiseis años de distancia entre la salida y el regreso.
Santa Vicenta María López y Vicuña |
1857: Tras largas negociaciones
entre sus padres y tíos, deciden llevar la niña a Madrid con el fin de
proporcionarle la más esmerada y completa educación. Salió de su casa, a los diez años de edad, acompañada de su padre el día 24 de noviembre. En el corazón de don José María
López luchaban el deseo de ofrecerle todo a su única hija y el silencio que su
ausencia iba a imponer en el hogar, porque era Vicenta Maía una niña
dicharachera, alegre y cariñosa. Doña María Nicolasa ahogó sus lágrimas como
pudo y confió en que su hermana educaría a su hija “para santa”. La casa se
hizo enorme con la ausencia del esposo y de la niña. La correspondencia casi
diaria con Madrid y las buenas noticias del progreso en los estudios de la
pequeñas aliviaban algo de pena de la ausencia. Poco podía imaginar doña María
Nicolasa que un silencio aún mayor invadiría su hogar en Cascante, otro 24 de
noviembre.
Doña María Nicolasa Vicuña |
1883: En Cascante, en el hogar de
los Vicuña, el aire se hace plomizo, con ese extrano peso que trae el dolor
cuando la enfermedad, en lugar de señales de recuperación anuncia despedidas
de muerte. La enferma es doña María
Nicolasa, a don José María le falta suelo donde apoyar sus pies. Han avisado a
Madrid de la gravedad de la enferma, y santa Vicenta María se pone en camino.
El día 23 ofrecieron el santo Viático a la enferma, pero en su corazón pudo más
el instinto materno y decidió esperar al día siguiente para que pudiera estar
presente su hija. Quienes la acompañaban comprendieron que aquel cuerpo se
rendía por momentos y tal vez no tendría fuerzas para resistir a la muerte
tantas horas, y doña María Nicolasa cedió ante la insistencia. El viaje para
santa Vicenta María se hizo eterno y la noche interminable. El tren de Madrid parecía
no querer llegar nunca a Casetas donde hizo trasbordo para llegar por la mañana
a Tudela. A las cuatro de la mañana doña María Nicolasa expiró estrechando
entre sus manos unas estampas de la Virgen y del Sagrado Corazón que su hija le
había enviado unos días antes. En el tren, santa Vicenta María, velaba y rezaba
junto a M. María de la Asunción Carrera que la acompañaba. En la estación de Tudela
las esperaban su tío Genaro y Pedro, el fiel criado de sus padres. La prudencia
les sirvió de poco, porque en cuanto se encontraron las miradas de santa
Vicenta María y su tío entendió ella lo que él intentaba aliviar. Sobre el
silencio, las lágrimas y el dolor que inundaron el hogar de los Vicuña el 24 de
noviembre de 1883, se derramaba desde el cielo la gracia de intercesión de doña
María Nicolasa Vicuña que contemplaba ya a Dios cara a cara.
Gracias por hacer que recuperemos la memoria y vivamos nuestra historia congregacional congratitud
ResponderEliminarGracias por hacer que recuperemos la memoria y vivamos nuestra historia congregacional congratitud
ResponderEliminarGracias Maria Digna por tu educacion
ResponderEliminar*Dedicacion
ResponderEliminar