lunes, 10 de agosto de 2015

Un día como hoy... 10 de agosto

Santa Vicenta María
Hace 125 años... La Madre Fundadora había emitido su profesión perpetua el día de San Ignacio junto a nueve de sus compañeras. El implacable avance de la tuberculosis minaba su salud a paso rápido y la obligó a renunciar a la experiencia del mes de Ejercicios. 
Antigua casa de las Religiosas de María Inmaculada en Burgos
Todos, desde el Obispo de Madrid, el beato Ciriaco María Sancha, hasta las chicas que apenas la veían, pasando por las religiosas, lo sacerdotes más o menos cercanos, las amistades y bienhechores... todos rezaban pidiendo un milagro y esperaban de los médicos que pudieran al menos detener el avance del mal a la espera del prodigio. Panticosa estaba en la mente de todos, pero el viaje era largo y penoso... y la Madre ya no estaba para tanto tren y tanta diligencia... ¡Burgos!... tal vez Burgos le ayudará a recuperar algo de fuerzar para emprender luego el viaje hacia el Pirineo... 
Tamborileos burgaleses
Los días del 6 al 9 de agosto de 1890 fueron de "despedidas" en la Casa Madre. Fueron volviendo a sus casas las "aragonesas, catalanas y sevillanas" que habían ido a Madrid con motivo de la profesión perpetua. Aquellos abrazos con la Madre Fundadora fueron distintos de los que se habían intercambiado hasta entonces... Había alegría, había paz, pero también aleteaba en el ambiente ese aire raro mezcla de cariño, gratitud y tristeza cuando la certeza de la que podría ser última vez invade el corazón... Santa Vicenta María lo sabe y lo admite cuando escribe que se despide de ellas "haciendo el sacrificio que cuesta la separación, pero para eso hemos venido, no a buscar gustos, aunque sepa muy bueno, desde luego, si nos dan algunos." (Cf. CarSVM n. 1560.3, t. IV, p. 313)
Nadie quería pensar en ello y prefirieron centrarse en la ilusión del viaje a Burgos que emprendió la Madre el día 10 de agosto... en busca de algún alivio. Esta era la última salida que iba a hacer de Madrid porque Burgos no le regaló las fuerzas físicas que todos ambicionaban para poder emprender el viaje a Panticosa. 
Burgos era una ciudad pequeña que había acogido, apenas unos meses antes a las Religiosas de María Inmaculada. Ahora, cuando saben que viene la Madre Fundadora, no se lo piensan dos veces y organizan una sonada bienvenida: la Banda de Música de la Capital ofreció una serenata a la Madre en la calle de Santa Clara. Burgos fue la última ciudad que acogió a santa Vicenta María y la única que le ofreció un "recibimiento oficial".


Brocal del antiguo pozo en la casa de las Religiosas de María Inmaculada en Burgos

1 comentario:

  1. lindo recuerdo Maria Digna! Gracias por recordarnos este pedacito de nuestra historia...

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