Casa contigua a la que ocupó el Colegio para sirvientas. |
El día 23 de julio de 1877 se trasladaron, doña María Eulalia Vicuña, las primera religiosas de María Inmaculada (aún novicias y postulantes) y las jóvenes acogidas en Madrid, desde la plaza de San Miguel a la calle de la Bola. Allí, el 25 de marzo de 1878 fue inaugurada la primera capilla pública que tuvo la Congregación. Santa Vicenta María, en las notas que fue tomando para la posterior elaboración de la historia, nos cuenta cómo fue:
Doña María Eulalia Vicuña de Riega |
"Mi buena tía Q.E.P.D., después de lograr
tener casa propia, su primera aspiración fue habilitar una Capilla pública,
donde pudiera estar el Smo. Sacramento, cuya idea le entusiasmaba tanto, que
llegaba a decir (aunque en la práctica hubiera sido imposible) que ella se
quedaría de noche a adorarle mientras las demás dormían. No quiso el Señor que
llegase a tener ese gusto; se contentó S.D.M. con que esforzara
extraordinariamente para reunir recursos, vendiendo sus alhajas, etc., y tal
vez quiso darle el premio de verle cara a cara, antes de que tuviera en su casa
su presencia real, encubierto bajo los velo eucarísticos. Murió mi tía el 30
de noviembre de 1877, y el 25 de marzo del 78 se abrió la Capilla al culto público.
La bendijo en la víspera el Sr. D. Santiago
Pastor, secretario entonces del Emmo. Sr. Cardenal Arzobispo de Toledo. Al día
siguiente, fiesta de la
Encarnación del Hijo de Dios, dijo muy temprano la primera
misa el mismo Sr. Pastor, y a cosa de las 7 llegó el Sr. Cardenal, habiendo
salido a recibirlo la reducida Comunidad que entonces había (que creo no
pasaría de nueve Hermanas). Concurrió la mayor parte de las jóvenes de la casa,
que ya serían más de 200 y, antes de dar la Comunión , hizo S. Ema. una plática muy devota y
apropiada principalmente a las jóvenes. Después de esta misa quedó ya el Smo.
reservado. El altar estaba bonitamente adornado, a lo menos, lo mejor que
pudimos y el tiempo permitió, porque se anduvo con muchísima premura, por el
afán de que en ese día fuera la inauguración. A las 10 tuvimos misa mayor
solemne, con el Señor manifiesto, que cantó el Sr. Vicario eclesiástico de
Madrid, y el sermón estuvo a cargo del P. Venancio Mazquiarán, orador insigne
de la Compañía. Por
la tarde y los dos días siguientes, predicó el P. Fidel Fita, de la misma
compañía, haciendo así un triduo por todas las personas que con sus limosnas
habían contribuido a las obras de la Capilla. El día 26 se celebraron honras en
sufragio de mi tía, haciendo la oración fúnebre, después de oficiar en ellas,
el P. Hidalgo. Su tema fue: "Los muertos hablan por sus obras". Muy
pronto llegó la semana santa, y se celebraron los Divinos oficios, con sermones
de Mandato, Pasión y Siete Palabras. Por la bondad de Dios se ha continuado en
los años siguientes, y cada vez con mayor solemnidad, así como otras funciones,
y es consolador el número de | Comuniones, que anualmente se calcula en 8.000.
Los ejercicios de las tardes de los días festivos se solemnizan frecuentemente
con el Señor manifiesto. Todos los años se dan ejercicios a Sras. que son en
número cuantas pueden colocarse en la Capilla y tribuna, debiendo este particular
beneficio para las que lo reciben y para la misma Congregación, al celo del
R.P. Hidalgo, que hasta el presente los ha dirigido siempre. En el último año
(que es el presente [1883]) se han dado también a las acogidas que se hallan
sirviendo, por el P. Cándido Sanz, lo cual no se había hecho hasta ahora,
aunque nunca se ha perdido la costumbre de que varias veces al año se hagan
para las acogidas internas, que no los hayan hecho nunca, o que haya
transcurrido tiempo."
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