Recote del diario "La Vanguardia" |
El
día 4 de julio de 1913 salió del puerto de Barcelona el vapor de la Compañía
Trasatlántica “Reina Victoria Eugenia” con destino a Buenos Aires y escalas en
Málaga, Cádiz, Santa Cruz de Tenerife y Montevideo.
Entre
sus pasajeros, embarcaron en Barcelona y Málaga once religiosas de María Inmaculada
que formaban la cuarta expedición de las que fueron destinadas a América. Cinco
de ellas debía reforzar la comunidad que se abría paso en Buenos Aires, las
otras seis iban a llevar el espíritu de la Madre Fundadora y el carisma apostólico
de la Congregación más allá de la cordillera de los Andes, hasta Santiago de
Chile.
Los
preparativos y las despedidas no fueron apresurados como ocurrió diez meses
antes con las primeras que viajaron a Argentina. Ahora, la Madre General se tomó
su tiempo para pasar unos días con las viajeras y darles las últimas
recomendaciones.
El
día 23 de junio empezaron las despedidas en Sevilla, cuando la comunidad abrazó
a M. María de la Aurora Gil y H. Jesús Ibarlucea. Dos días más tarde,
los abrazos fueron en Córdoba, cuando salieron con las que habían llegado de
Sevilla, M. María de la Pureza Gil y M. María Felicia de Jesús.
El "Reina Victoria Eugenia" en el puerto de Barcelona |
En
Barcelona embarcó H. María Angélica
Gogorza y la comunidad de Málaga se desprendió de M. María Victoria de Jesús.
El
día 5 de julio, las que estaban en Málaga, tuvieron Misa con Manifiesto, y
recreo desde la comida hasta las 4 y cuarto de la tarde. A las 5 y media
desembarcaron las que venían de Barcelona y cenaron todas juntas con la
comunidad de Málaga a las 6 y media de la tarde.
Fachada de la Casa de Barcelona |
M.
María Teresa Orti y la superiora de Málaga, M. María del Sacramento Gómez
Goicorroetea, acompañaron a las viajeras y quisieron visitar el barco, pero era
ya tarde, y tuvieron que separarse junto a las lanchas que llevaban a las
viajeras hasta el “Reina Victoria Eugenia”.
En
la casa de Córdoba (España) la comunidad y las chicas rezaban ante el
Santísimo, porque varias colegialas habían costeado el Manifiesto durante todo
el día « para que Nuestro Señor le
conceda una feliz travesía a las Madres y Hermanas que han marchado estos días
anteriores y que embarcan hoy para la nueva fundación en Chile ».
En
este primer Centenario, tenemos un especial sentimiento de gratitud, en la
oración de este primer viernes, por las que abrieron la senda y por las que han
ido afianzando el camino.
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