sábado, 7 de diciembre de 2013

Inmaculada 2013




Rogar a la Santísima Virgen acoja nuestra Congregación bajo su manto… (Santa Vicenta María)

Detalla de la Capilla de Santa Vicenta María
En esta solemnidad de la Inmaculada 2013, no es difícil contemplar a santa Vicenta María a los pies de la Virgen… su mano izquierda sobre el corazón, como para significar que desde allí brota su petición… la otra mano abierta ante la Virgen para ofrecerle de nuevo lo que más ama: su Congregación y el servicio apostólico que le ha sido encomendado…
La celebración de la Inmaculada en las casas del Instituto es, en cierto modo, la prolongación de una Misa celebrada en la madrileña parroquia de San Andrés, donde doña María Eulalia Vicuña confió a la Virgen Inmaculada una pequeña semilla…
Con el pasar de los años se contarían por cientos las religiosas y por miles las jóvenes que, en las casas del Instituto celebraran el crecimiento de una plantita que nació de aquella semilla…
A sus oraciones y a sus celebraciones íntimas o masivas, queremos unirnos hoy, para festejar y agradecer… para gozar porque hoy, la Madre Fundadora, renueva su petición a la Inmaculada para que siga protegiendo bajo su manto a la Congregación entera… y le ofrece complacida los 100 años de presencia en Chile y México… los 75 en Porto Alegre… los 50 en Cádiz… y los 25 en Comodoro Rivadavia… y le hace, sin duda, un guiño particular por Filipinas…





jueves, 10 de octubre de 2013

Santiago en fiesta!!!



Ahora sí que tocan ya a fiesta en nuestra casa de Santiago... para la apertura del segundo centenario de presencia en Chile... 
Nos han invitado a la fiesta


y no está bien que faltemos. Algunas se pondrán hoy en viaje porque las distancias son grandes... otras lo harán mañana para estar puntuales a la recepción y presentación de delegaciones... otras ya hemos llegado y seguimos con el corazón, la oración y el pensamiento cada uno de los actos... sintiendo que no han sido en vano 100 años de trabajo, de ilusiones, de generosa entrega echando semillas al surco "al servicio de las jóvenes para que vivan bien y se salven".
 
Llegan noticias de las viajeras:

Desde Resistencia empezaron a viajar anoche a las 22 hs.: HH. Hema y Roxana, y H. Patricia de Horqueta con algunas chicas de allí. En total 46, también van otros adultos: Molavim en formación, profesora, colaboradores. Llegan, D.m., esta noche a Mendoza y mañana siguen viaje junto a otro bus de las de allí.

lunes, 29 de julio de 2013

Cien años en Santiago de Chile




Eran las once de la mañana del día 29 de julio de 1913, cuando las primeras religiosas de María Inmaculada llegaron en tren a la estación Mapocho, en Santiango de Chile: 
Estación Mapocho. Santiago de Chile
Después de dar gracias a Dios desde el fondo de nuestros corazones por el feliz término del viaje en que tanto nos había dejado sentir su presencia y protección, al tiempo que le pedíamos no se desviase nunca de nuestro lado, y anhelando tan sólo cumplir su voluntad, volvimos a procurar divisar a quien nos esperara; y, en efecto, vimos tres señoras, de simpático aspecto y distinguida presencia, que se nos dirigían, suponiendo éramos las religiosas que ellas esperaban. Enseguida nos comprendimos y, después de la más afectuosa acogida nos condujeron a sus carruajes, dos preciosas berlinas de cinco luces, tiradas por magníficos troncos. 
Vestíbulo de la Estación Mapocho
Todo tenía el noble sello, el señorial estilo de nuestros antepasados. Aunque no era necesario pasar por el centro de la población para llevarnos al barrio en que habíamos de alojarnos, sin duda porque viésemos algo de ella, tenían dada a los cocheros orden de rodear un poco, con lo que pudimos hacernos cargo, aunque muy por encima, del aspecto de la misma, muy diferente del de Buenos Aires. Allí nada nos habla de nuestra España, ni en nada se parece, aquí hasta podíamos hacernos la ilusión de entrar en una de sus más hermosas capitales de provincia, en las que se hallan, sí, los adelantos de la época actual, pero aún con el aroma de las pasadas, cual si al aceptar agradecidos los nuevos frutos concedidos por Dios y alcanzados por el hombre del árbol de la ciencia, no quisiesen perder el poético encanto de las anteriores, uniendo así ambas en fraternal lazo, porque unos frutos como los otros se habían cosechado bajo la mirada del Todopoderoso y conservado cabe el mando de su Madre y la nuestra, la Soberana de los cielos, la Sma. Virgen María. No sé; que no es esta definición para mi pobre pluma, más sí puedo decir que estas fueron las primeras impresiones que nos impuso la vista de esta, para nosotras, tan apartadísima región del mundo.

Avenida Independencia desde el río
Así describe M. María de los Desamparados su llegada a Santiago de Chile en una jornada en la que se diría que las horas fueron mucho más largas de las reales. Demasiados acontecimientos, vividos en atropello, para situarlos en diez horas, desde que el tren entró en la Estación de Mapocho, hasta que, a «eso de las nueve de la noche se entregaron al descanso, hallando en apacible, sueño el fin de las múltiples impresiones del primer día de estancia en Santiago». La misma M. María de los Desamparados dice que «en las pocas horas de este primer día son tantas las impresiones y los acontecimientos que se sucedieron, que nos obligaron a dividir su relato en tres capítulos».
Nosotras elevamos al cielo un oración de alabanza y acción de gracias por el derroche de generosidad que que a lo largo de estos cien años han hecho siembra en la casa de Santiago de Chile.



Al otro lado del río tuvieron las Hermanas su primera casita

jueves, 4 de julio de 2013

4/5 de julio de 1913, con destino a Chile...



Recote del diario "La Vanguardia"

El día 4 de julio de 1913 salió del puerto de Barcelona el vapor de la Compañía Trasatlántica “Reina Victoria Eugenia” con destino a Buenos Aires y escalas en Málaga, Cádiz, Santa Cruz de Tenerife y Montevideo.
Entre sus pasajeros, embarcaron en Barcelona y Málaga once religiosas de María Inmaculada que formaban la cuarta expedición de las que fueron destinadas a América. Cinco de ellas debía reforzar la comunidad que se abría paso en Buenos Aires, las otras seis iban a llevar el espíritu de la Madre Fundadora y el carisma apostólico de la Congregación más allá de la cordillera de los Andes, hasta Santiago de Chile.
Los preparativos y las despedidas no fueron apresurados como ocurrió diez meses antes con las primeras que viajaron a Argentina. Ahora, la Madre General se tomó su tiempo para pasar unos días con las viajeras y darles las últimas recomendaciones.
El día 23 de junio empezaron las despedidas en Sevilla, cuando la comunidad abrazó a M. María de la Aurora Gil y H. Jesús Ibarlucea. Dos días más tarde, los abrazos fueron en Córdoba, cuando salieron con las que habían llegado de Sevilla, M. María de la Pureza Gil y M. María Felicia de Jesús.
El "Reina Victoria Eugenia" en el puerto de Barcelona
En Barcelona embarcó H. María Angélica Gogorza y la comunidad de Málaga se desprendió de M. María Victoria de Jesús.
El día 5 de julio, las que estaban en Málaga, tuvieron Misa con Manifiesto, y recreo desde la comida hasta las 4 y cuarto de la tarde. A las 5 y media desembarcaron las que venían de Barcelona y cenaron todas juntas con la comunidad de Málaga a las 6 y media de la tarde.
Fachada de la Casa de Barcelona
M. María Teresa Orti y la superiora de Málaga, M. María del Sacramento Gómez Goicorroetea, acompañaron a las viajeras y quisieron visitar el barco, pero era ya tarde, y tuvieron que separarse junto a las lanchas que llevaban a las viajeras hasta el “Reina Victoria Eugenia”.
En la casa de Córdoba (España) la comunidad y las chicas rezaban ante el Santísimo, porque varias colegialas habían costeado el Manifiesto durante todo el día « para que Nuestro Señor le conceda una feliz travesía a las Madres y Hermanas que han marchado estos días anteriores y que embarcan hoy para la nueva fundación en Chile ».
En este primer Centenario, tenemos un especial sentimiento de gratitud, en la oración de este primer viernes, por las que abrieron la senda y por las que han ido afianzando el camino.




viernes, 28 de junio de 2013

Atrás queda España... al final de la travesía: México



Día 28 de junio de 1913
M. María de la Blanca Echeverria y Gaviola, dedicó a M. María de Montserrat Puig y a su comunidad de Granada, España, unas notas de su viaje a México. Así podemos conocer algo de lo que ocurrió el día que, a bordo del Vapor ‘Manuel Calvo’ salió del puerto de Málaga la primera comunidad de Religiosas de María Inmaculada en México.

Capilla de las Religiosas de María Inmaculada en Málaga
Puerto de Málaga, escenario de la despedida.
Cádiz, última escala antes de adentrarse en el Atlántico
A las 7 de la mañana se presentaron nuestras Madres y Hermanas que venían de Barcelona y Valencia, M. María de la Saleta Zubeldia, Santa Inés Leblanc Labazen, Transverberación de la Riva y Guerra y María de la Amudena Brunet y Vital, Hermanas María Juana de Dios López de los Monteros, Ana María Bengoa Elorza, María de la Presentación Larraz y Gil, María de la Merced Gutiérrez y Alance, llegaron en el Vapor el día 27 – 9 noche; durmieron en él, y después de oír el Sto. Sacrificio, Comulgar y desayunar, vinieron a nuestra Casita; figúrense las que nos reunimos, y todas tan animadas y alegres. Nuestra Rvdma. Madre nos reunió con mucha frecuencia a todas las Mexicanas, dándonos consejos, avisos, etc.; he tenido la suerte que me dio un cuaderno dedicado a las Madres que desempeñan el cargo de Prefectas de nuestras acogidas, con una larga y cariñosa dedicatoria; en dicho cuaderno están escritas las Meditaciones sobre dichas reglas, y sobre dichos puntos había de versar muy especialmente nuestra meditación durante la Travesía. Así como yo fui de las primeras que llegué me ha caído este mimito de Nuestro Señor ¡qué unción tienen! ¡con qué gusto les enviaría una copia si dispusiese de tiempo!. Llegó el tiempo de nuestra salida para embarcarnos y a las 4 de la tarde salimos para el Puerto, nuestra Rvdma. Madre, María del Sacramento Gómez Goicorroetea, superiora en Málaga, María de Nazareth Sánchez y Guijosa, Recuerdo Pérez y Bona Malumbres, una Sra. muy cariñosa y las 12 fundadoras; como el Vapor había anclado en el mismo Puerto, de manera que desde tierra se subía, pudo subir admirablemente nuestra Rvdma. Madre, sin ningún trabajo y exposición; estuvo como Madre cariñosísima, viendo todos los Camarotes y dependencia, luego a las 5 presenció nuestra comida; al fin llegó la hora del sacrificio ¡la terrible despedida! ¡comenzaron los abrazos!, según nos iba varando a cada cual nos decía aquellas cositas, que destilaban como bálsamo dulcísimo que descendía a nuestros corazones llenándolos de consuelo y fortaleza; dieron la señal de partida, bajó nuestra Rvdma. Madre del Vapor, y subiéndose en el coche estuvieron como una hora en el muelle, sin apartar la vista de nosotras, mirándonos y remirándonos ¡con un cariño!... al fin comenzó a alejarse el Vapor; pero con tal suavidad, que únicamente nos apercibimos al ver la separación del Puerto y hasta perdernos de vista, agitando nuestros pañuelos, lo que pasó por cada una de nosotras ¡sólo Dios lo sabe! Pasado un rato, rezamos el Rosario y meditación sobre cubierta, a eso de las 10 fuimos al comedor, donde tomamos café con leche, mantequilla y galletas. Después examen y a dormir. Tenemos 3 camarotes. En cada Camarote dormimos 4, en el nuestro, H. María Juana de Dios, H. María de la Merced, H. María del Niño Jesús, y yo. Mi litera tiene la vista al mar, y es una delicia al despertar contemplar la grandeza de Dios, su Creador; de manera que como comprenderán es una felicidad ir con tal comodidad y descanso, admirando tal belleza; sin chispa de miedo, abandonadas en los brazos de nuestro buen Dios, como un niño en los brazos de su madre.




El mar desde nuestra casa de Cádiz... 100 años más tarde.

miércoles, 26 de junio de 2013

MES DE JUNIO - Sagrado Corazón de Jesús - Del 26 al 30



Reparación de las inobservancias de las reglas


Día 26º  Propósito de dedicarse con todo empeño a conocer nuestras Reglas y Costumbres. Ofertas frecuentes al S.C. de ser singulares en todo lo común

Día 27º  Ofrecer la Comuni6n en desagravio de las inobservarcias propias y de todos los religiosos. Actos sobre  lo mismo y mortificarse cuanto sea necesario para más perfecta observancia

Día 28º  Grande exactitud hasta en las cosas más pequeñas. Actos e unión de nuestras intenciones con las del Sagrado Corazón.

Día 29º  Ofrecerse a padecer humillaciones y vencer cuantos respetos humanos se opongan a la observancia. Repetir entre día y con alguna consideración 'Cristo se hizo obediente hasta la muerte y muerte de Cruz". (Cf. Flp 2,8)

Día 30º  Ofrecerse en la Comuni6n a padecer toda clase de trabajos en espíritu de penitencia por nuestros pecados y los de todo el mundo. Actos de amor generoso y pedir con insistencia al Coraz6n Sacratisimo la salvaci6n de todas nuestras chicas.





ASPECTOS DE LA DEVOCIÓN AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
(Tomado de: H- Rossana Huamán Gutiérrez RMI, La devoción al Sagrado Corazón de Jesús en Santa Vicenta María López y Vicuña.)
 
                  Nos refiere el P. Hidalgo, que el tío de la Santa, D. Joaquín, inculcaba en Vicenta María aquellos actos que a su juicio daban mayor gloria al Señor: la Consagración y la Reparación. Así se entiende que la consagración y la reparación, fueron dos aspectos -por otra parte típicos de la espiritualidad de la época- que la Santa personaliza y vive intensamente.

                  A. La Consagración
                  Consagrar etimológicamente equivale a hacer sagrada una persona o una cosa y sagrado es alguien o algo propio de Dios, que pertenece total y enteramente a El.
                  Consagrarse al Corazón de Jesús lleva, por tanto, a una relación de total pertenencia a él, de donación completa, en un deseo sincero de ser total y perpetua­mente suyo.
                  Vicenta María vive esta realidad de la consagración.
                  En los Ejerci­cios Espirituales de 1868, muestra su convic­ción de pertenencia exclusiva a Dios: "... soy propiedad suya y a El sólo pertenezco".
                  Dos años más tarde lo expresa en clave de amor de correspondencia:

                                    "¡Qué cosa más justa, pues, Señor, sino que del todo y sin reserva lo devuelva todo a Vos dedi­cándome enteramente a vuestro servicio!. Aquí me tenéis, Dios mío, porque el amor no se correspon­de sino amando y el amor no consiste en palabras sino en obras".
                  La entrega de la Santa va más allá del mero cumplimiento de las obras puesto que estas son para ella fruto del amor. Por ello, abarca también todos sus pensamientos, sus palabras, su ser entero:

                                    "... Señor mío, yo también me quiero dar toda a Vos, consagrán­doos todo mi ser".
                  Vicenta María consagra al Sagrado Corazón de Jesús todo lo que ella es y todo lo que de El ha recibido. Y entre los dones más queridos están el naciente Instituto, en particular el noviciado y las jóvenes. Todo ello es objeto de su Consagración en la fiesta del Corazón de Jesús de 1878.
                  La Congregación atravesaba entonces por un momento delicado: Unos meses antes había fallecido Dª María Eulalia Vicuña, sobre Vicenta María pesa toda la responsabi­lidad del Instituto y de la obra apostólica que dirigía su tía.
                  En tales circunstancias la Madre Fundadora se entrega al Corazón de Jesús y se compromete a propagar su culto y su gloria.           Vicenta María, que pertenece ya al Señor por la consagra­ción religiosa, se siente ahora impulsada a vivir despojada de todo, oculta, escondida, abandonada por completo y sin reserva en el dulcísimo Corazón de Jesús.
                  Si el amor es intercambio de dones, no será atrevido decir que también la consagración es o puede llegar a ser, un intercambio de corazones. Al menos, así la quiere vivir Vicenta María, sobre todo cuando siente que es una invitación del mismo Jesús, manifestada en un deseo que ha puesto en su corazón.
                  En ese deseo de respuesta total al Corazón de Jesús, llega Vicenta María a vivir el misterio paulino:

                                    "No, Jesús de mi alma, no os disputaré jamás la posesión de cuanto hoy os entrego. Solo Vos viviréis en mí, ocupando el lugar de todo en mi alma, en mi corazón y en mí espíritu. Pueda yo decir algún día con el Apóstol "Vivo yo más no yo, es el Corazón de Jesús el que vive y anima en mí y que esta transformación de mí misma en Vos sea tan completa que desde ahora no sea yo quien os ame, sino que seáis Vos mismo el que os améis en mí."
                  Vicenta María ve el Corazón de Jesús tal como se repre­senta en la devoción. Su atención principal recae sobre la corona de espinas: para ella éstas. Para Dios los consuelos que ella, Vicenta María, pueda tener:

                                    "Ahora Jesús mío quiero hacer un cambio anima­da del deseo que me habéis inspirado. Que siempre Corazón amantísimo que sintáis alguna espina de esas que tanto os hieren las arran­quéis de vues­tro dulcísimo Corazón y la cla­véis en el mío; y cuantas veces veáis llegar algún consuelo en mi corazón os ruego lo apartéis para colocarlo en Vos. De este modo serán míos vuestros dolores y vuestros mis consuelos."
                  Ese corazón nuevo, contemplado por la Santa, el de las espinas de Cristo, hace que sea ella la que pueda dar gloria al Padre como Cristo con sus sufrimientos en la cruz:

                                    "Así seréis Vos el que deis gloria a vuestro Padre y os glorifi­caréis. Así seréis Vos el que cumpláis lo que me mandáis. Solo así curaré vuestras llagas, arrancando vuestras espinas. Sólo así daré gloria a quien sea dada toda la gloria en el cielo y en la tierra por los siglos de los siglos. Amén."

                  B. La Reparación
                  En la revelación de la "gran promesa" hecha a Santa Margarita María, el Señor hace referencia a la ingratitud de los hombres:

                                    "He ahí este corazón, que ha amado tanto a los hombres, que nada ha perdonado hasta agotarse y consumirse para demostrarles su amor, y en reco­nocimiento no recibo de la mayor parte si no ingratitud... Pero lo que me es aún mucho más sensible es que son corazones que me están consa­grados los que así me tratan".
                  Vicenta María, no se siente ajena de esa queja. También ella descubre y reconoce su infidelidad, su frialdad, su ingratitud ante el amor que ha experimentado:

                                    "¡Ay, qué mal tan grande es el pecado! ¡Con que facilidad he cometido yo no uno si no acaso muchos gra­ves!".
                  Por eso la Santa quiere ahondar en la malicia de su pecado, con la esperanza de que brote un dolor profundo del mismo y expresa su "Deseo  de conocer la malicia del pecado y de sentir los que he cometi­do".
                  Y a pesar de palpar su indignidad, se siente en ella serena, contemplando la generosidad del Corazón de Cristo que quiere ganarlo para sí:

                                    "Con una gota de Sangre hubiera podido redimirme y la derramó toda sólo por ganar mi volun­tad."
                  Esta incalculable generosidad de Cristo, arranca del corazón de Vicenta María deseos de imitar a Cristo en sus sufrimientos con más mortificación, mayor pobreza y humillación. Este es el medio de reparar su falta de respuesta al amor que ha recibido:

                                    "Conocimiento de la vida mortificada que pide el considerar a mi Redentor en la Cruz, llaga­do de pies a cabeza. Propósitos de aprovechar las ocasiones que haya de mortificación y suplir la vida tan regalada que llevo, hacien­do cuanto pueda por el bien espiritual del prójimo".
                  Vicenta María no sueña con grandes mortificaciones exteriores. Se contenta con ofrecer todo lo que ella es: sus inclinaciones, sus propios gustos, ajenos a los gustos del Señor, y todo lo que le ayude a vivir unida a El: su recogimiento. En una palabra, la verdadera mortificación que la hace ofrecer su propio cuerpo (Rom 12,1-2):

                                    "...¿qué sacrifi­cios os ofreceré yo?, el de mis inclinaciones naturales, el de todo lo que me pueda causar algún placer que no sea de vuestro gusto, el de hacer cuanto sea preciso para llevar una vida de recogimien­to".
                  Pero con los sacrificios no quiere sólo reparar sus faltas de amor. Piensa también en las debilidades y faltas de amor de los demás, especialmente de las jóvenes que el Señor le ha confiado deseando que tengan la misma experiencia del amor de Cristo que ella tiene, amor que es redentor:

                                    "Conformidad con padecer y ánimo de procurar que se aprovechen de la Redención las personas con que yo pueda hacer algo."



martes, 25 de junio de 2013

25 de junio de 1913, a bordo del "Manuel Calvo"



Miércoles 25 de junio de 1913…

La Vanguardia da noticia de la salida del "Manuel Calvo"
En el puerto de Barcelona, en medio de los emigrantes y pasajeros que suben a bordo del Vapor “Manuel Calvo”, había aquel día tres Religiosas de María Inmaculada: M. María de la Saleta Zubeldia y Treviño, H. Ana María Bengoa Elorza y H. María de la Presentación Larraz y Gil.

El Vapor "Manuel Calvo" saliendo del puerto de Barcelona
Llegado el momento, con emoción contenida, abrazaron a la superiora de la comunidad de Barcelona, M. Vicenta María Romero Yagüe y a otras tres religiosas que fueron hasta el puerto para despedirlas.

Encabezaban la tercera expedición de Religiosas de María Inmaculada destinadas a América. En Valencia se les unirían, al día siguiente, M. María de la Transverberación de la Riva y Guerra, M. María de la Almudena Brunet y Vital, H. María de la Merced Gutiérrez y Alance, H. María Juana de Díos López de los Monteros, H. María de Niño Jesús Fontela y Teijeira.

El día 28, en Málaga se completaría la primera comunidad mejicana con M. María de la Santísima Trinidad Callén y Corzán, M. María de la Blanca Echeverria Gaviola, M. María Cecilia Flores Laborié y M. María de Santa Inés Leblanca Labazen.

Iban a Méjico con un pasaje de solo ida. Las circunstancias se encargarían luego de acrisolar su generosidad, haciendo que tres de regresaran a España y las otras nueve sellaran su generosidad en Argentina, Brasil, Colombia, Cuba, Chile y Perú.

En Méjico abrieron la senda con paso seguro… por eso hoy nuestra acción de gracias lleva impresos sus nombres y el de tantas otras que han afianzado el camino a lo largo de cien años de servicio a la Iglesia que peregrina en México. Hubo un paréntesis que nos negamos a leer como ‘ausencia’ porque el corazón y la oración de la Religiosas de María Inmaculada nunca se apartó de México y de las jóvenes que el Señor encomendaba a la oración y los desvelos del Instituto.



sábado, 22 de junio de 2013

Demos gracias a Dios, por todo



“Apoyada en la fidelidad de Dios… en comunión de amor con mis hermanas…”



Hoy acabamos de pronunciar hasta 16 veces junto con nuestras Hermanas neoprofesas, estas palabras en la que se consolida nuestra fidelidad al Señor…
Unas las pronunciamos por primera vez hace mucho años… otras poco… pero para todas brotan como nuevas… Como un grito de impotencia, a veces…, llenas de confianza y certeza, otras… Al fin, todas como “probadas” con los “vientos” de la vida… También suaves y de bonanza o fuertes y huracanados… Pero, aún en medio de la tormenta, resuena: “apoyada en la fidelidad de Dios…” El Dios de la Alianza…, el Dios de nuestros padres… de Dios de tantas Hermanas santas, que con santa Vicenta María, hoy cantan el mismo canto de alabanza…
¡Damos gracias a Dios porque “nos sigue llamando…” y enviando, como a su hijos para ser “sus” presencias “sanantes” en medio de nuestras jóvenes y adolescentes.
Con estas reflexiones que nos regala la Madre General, M. Daría Fernández, ponemos el sello a esta jornada, que nos lanza a un futuro de esperanza y de confianza en el Señor que sigue escribiendo nuestra historia.
Demos gracias a Dios, por todo