Marina (M. María Teresa) Orti y Muñoz a los 19 años de edad. |
Era el 8 de julio del año del Señor de 1855. Habían
pasado tres meses desde la Pascua, que cayó aquel año el 8 de abril. Era el 6º
domingo después de Pentecostés, según se computaba entonces el calendario
litúrgico católico. Aquel día, Dolores Muñoz Gassin, la esposa de don Vicente
Orti y Lara, médico titular de Andújar, a las siete de la mañana alumbró a su
primera niña.
Tres días llevaron a la recién nacida
a la iglesia parroquial de Santa María la Mayor de Andújar. D. Pedro Marín Ortega
la bautizó solemnemente y le impuso los nombres de Marina María Dolores Isabel de la Santísima Trinidad. El primer nombre,
y por el que será conocida hasta que lo cambie en la vida religiosa, le venía impuesto
por familia y por naturaleza. Así se llamaron sus dos abuelas, y es Santa Marina
la titular del más antiguo de los templos dedicados al culto cristiano en Andújar.
De los dos primeros años de su vida,
transcurridos en su pueblo natal, solamente ha llegado hasta nosotros un episodio
relacionado con la ciudad de Córdoba. Era aún bebé cuando la llevaron por vez primera
a la ciudad de los califas con el fin de darla a conocer a la familia de su madre.
Por entonces, era abadesa en el Convento de Santa Clara Sor Josefa Muñoz Gassin,
tía materna de la pequeña Marina.
Hasta el convento en la calle de José
Rey (actual Rey Heredia), se acercaron los familiares llevando consigo a la niña
para que su tía pudiera conocerla. En medio del entusiasmo, la Abadesa discurrió
la manera de poder mostrarla a toda la comunidad sin necesidad de convocar asamblea
general en el locutorio: pasándola por el torno. Así entró por vez primera Marina
Orti y Muñoz en el convento de Santa Clara. Medio siglo más tarde volverá a entrar
en aquel recinto reservado a las monjas, pero para entonces habrán cambiado muchas
cosas.
Dieciocho meses tenía Marina, cuando
el catorce de enero de 1857, dio a luz su madre a otro niño varón. Por no perder
la tradición familiar le impusieron de nombre Vicente, que había tenido el primogénito
ya fallecido. El recién nacido parece que venía destinado a heredar no solo el nombre
sino también la tradición médica de la familia paterna. Tras una probable estancia
en Lopera donde, el 15 de mayo de 1860 nació María Jesús, quinto fruto del matrimonio
Orti y Muñoz, D. Vicente Orti fue trasladado a Córdoba y estableció su domicilio
familiar en la calle Lineros.
La infancia de Marina transcurrió
entre Andújar, donde había nacido y de donde era natural también su abuela paterna,
doña Marina de Lara; Córdoba, residencia de sus padres; y Marmolejo, donde su abuelo
paterno, D. Vicente Orti y Criado, ejercía como médico-director de las Aguas del
Balneario y ostentó distintas responsabilidades municipales en el período de Regencia
de María Cristina de Borbón.
Los testimonios posteriores son unánimes
en reconocer el carácter dulce de Marina Orti sin negar unos prontos de genio que
dominaba, no sin esfuerzo, hasta aparecer a los ojos de todos como si por naturaleza
hubiera estado dotada de una envidiable igualdad de carácter.
Nos quedan menos de cinco años para conmemorar el primer centenario de la muerte de M. María Teresa Orti y Muñoz, sucesora de Santa Vicenta María en el Gobierno de la Congregación. M. María Teresa no llegó a cumplir los 70 años de edad, pero en esta última etapa de su vida nos va a regalar efemérides muy significativas que, si Dios quiere, iremos recordando.
Fuente: María Digna DÍAZ PÉREZ, RMI, Historia de la Congregación de Religiosas de María Inmaculada, t. 2.1: M. maría Teresa Orti y Muñoz, RMI, primera sucesora de Santa Vicenta María, fundadora de la Congregación (1891-1925), Editabor, Madrid 2018, pp. 56-58.