viernes, 22 de mayo de 2015

Ellas son nuestra corona... 22 de mayo

«La primera expresión que viene a los labios, es aquella que la Iglesia nos recuerda: “Pretiosa in conspectu Domini mors sanctórum ejus”. Y esta es la exclamación que nos viene a todos a la boca al contemplar ese espectáculo de la muerte de la Rvdma. Madre y las circunstancias que la rodean.
Y en primer lugar es preciosa esa muerte por la circunstancia que yo quisiera quedara escrita en páginas de oro en los Anales del Instituto, de que una Madre General haya cogido o se le haya declarado su enfermedad de muerte, en ese acto de caridad de visitar a sus hijas.
M. María de San Luis de Caso
Vamos a prescindir ahora de comentarios de si hubiera convenido o no que hiciera ese viaje; dejemos a un lado esas consideraciones humanas para ponernos ante los ojos de Dios. Ella lo resolvió así, en la presencia de Dios; y el motivo especial fue… ¡una corazonada! de aquel corazón tan grande; el poder llevar un consuelo a sus hijas… ¡Allí se declaró su enfermedad!...
Y como los Institutos religiosos no son como las personas, esto quedará escrito para perpetuidad de esta gran Obra y en esa historia preciosa de vuestro santo Instituto que se escribirá en el porvenir con todos sus pormenores, habrá un Capítulo en el que se dirá cómo la cuarta Superiora General, murió visitando a sus hijas de América.
Entierro de M. María de San Luis de Caso
Y a pesar de que pudo haber previsto esto, un alma llena de generosidad, una Superiora General, dio esa prueba de amor a sus hijas. ¡Así la encontró la muerte!… en ese acto de caridad tan delicadísimo.
No podéis imaginaros el consuelo que esta idea me da a mí mismo por el gran afecto que siento hacia este Instituto y qué alegría me proporciona pensar que para honra de él se dirá en adelante y quedará grabado en sus páginas para siempre, este acto de heroísmo de vuestra Madre amada.
Un día me decía la Madre un escrúpulo suyo: “Padre tengo escrúpulo de haberme gozado un poco al sentirme feliz de que mis hijas me amasen”. Yo le respondía: “Madre, dé gracias a Dios de sentirlo”. ¡Ojalá que todas las Suprioras pudieran decir lo mismo!
Cortejo fúnebre de M. María de San Luis de Caso
Yo os digo que grabéis bien esas palabras en vuestra alma y contra todas las tentaciones del mundo conservad ese espíritu de sencillez y ese amor mutuo de tal manera que se pueda decir de vosotras lo que se decía de los primeros cristianos “Cor unum et animae unam”. Así sea». (De las palabras que el P. Larequi SJ dirigió a la comunidad de Haedo el 10 de junio de 1948, sobre la muerte de M. María de San Luis de Caso)

 

H. María Adelaida Múgica Zugarramundi, natural de San Juan de Luz , Francia. Entró en la Congregación el 17 de abril de 1921. Falleció en Madrid-Ríos Rosas, el 22 de mayo de 1934, a los 48 años de edad y 13 de vida religiosa.

M. María de San Luis de Caso y Suárez, natural de Zaragoza. Entró en la Congregación el 25 de marzo de 1900. Falleció en Madrid-Casa Madre el 22 de mayo de 1948, a los 71 años de edad y 48 de vida religiosa.

H. María de Covadonga Sánchez y Fernández, natural de La Cueva-Valle del Cayón (Santander) España. Entró en la Congregación el 1 de diciembere de 1910. Falleció en La Habana el 22 de mayo de 1959, a los 73 años de edad y 48 de vida religiosa.



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