lunes, 17 de diciembre de 2012

Feliz Navidad


La comunidad de Santiago de Chile nos ofrece una ocasión preciosa para recordar la profunda devoción que se ha profesado en nuestra Congregación a la Imagen del Niño Jesús. 
Son muchas las imágenes que se conservan en las Casas de la Congregación, depositarias de mucha vida, de mucha gnerosidad y de mucha entrega.  
Con una imagen del Niño Jesús felicitaban las Hermanas, de puerta en puerta, a bienhechores y conocidos, recogiendo el aguinaldo navideño.
Cuando M. María Teresa Orti despidió, en julio de 1913, a las religiosas destinadas a la Fundación en Santiago de Chile quiso que se llevaran como "Fundador" una imagen del Niño Jesús.
Una de las imágenes que conserva la Comunidad viene hasta este blog para traernos el mensaje de fe, amor, esperanza y paz que encierra la Navidad.

sábado, 29 de septiembre de 2012

Celebraciones del Centenario en Buenos Aires...

Día 28 de septiembre...
A las seis y media de la mañana empezaron a llegar las delegaciones de las distintas casas: Mendoza fue la primera... A lo largo del día hubo movimiento y la casa se fue animando...
Por la tarde llegó la M. General con las Hermanas Provinciales de América que estaban reunidas en Haedo...
Después de la cena la casa anfitriona ofreció su bienvenida al resto de los grupos en un encuentro presidido por la imagen de la Inmaculada que acompañó a las Fundadoras desde España y animado por las palabras de la Madre General, por algunos bailes típicos argentinos, por la actuación de un pequeño grupos de la Murga "Los Ángeles del Valle" pertenecientes a la Parroquia... H. Ana María Alemán animó magistralmente el encuentro que terminó con fuegos artificiales.

Fotografías del día 28

Día 29 de septiembre...
A las ocho y media de la mañana se dieron cita en la Iglesia de la casa todas las delegaciones y la comunidad anfitriona para comenzar la jornada central de las celebraciones centenarias con un rato de oración preparado por la casa de Mendoza. Una presentación de Power point y la guitarra de H. Ana María Alemán animaron generosamente aquel momento. La Iglesia llena de jóvenes, evocaba inveitablemente la presencia de cien generaciones que de alguna manera se da ban cita en aquel recinto bajo la mirada maternal de María, ante el Sagrario... confiadas en la intercesión de Santa Vicenta María.
A eso de las diez y media ya bullía el patio de alegría juvenil y las animadoras anunciaron el momento de escuchar "algo de la historia" que ofreció a continuación H. María Digna Díaz RMI. (En el siguiente enlace se encuentra el Texto de la conferencia)
Finalizada la conferencia, dio comienzo el "Festival de la canción" con la participación de todas las casas de la Provincia, de los miembros del MOLAVIM y de las Religiosas de María Inmaculada que cerraron el festival con la interpretación del Himno a Santa Vicenta María.
El festival, tras una pausa para la comida y un breve descanso, se prolongó hasta la 17:30.
A las 18:30, el aspecto de la Iglesia podía emocionar incluso a los más indiferentes, a las casi quinientas jóvenes presentes en las celebraciones, se unieron familiares, amigos, bienhechores, antiguas colegialas, hijas de antiguas colegialas, alumnas o residentes... que quisieron compartir con la Comunidad de Buenos Aires y con la Congregación el momento más importante de la celebración.
Presidió la Eucaristía Mons. Enrique Eguía Seguí, Obispo Auxiliar de Buenos Aires y a quien acompañaron en el altar varios sacerdotes vinculados a la casa.
La Iglesia de Buenos Aires, que siempre nos ha parecido inmensa porque tiene dimensiones de catedral.. se hizo pequeña para acoger a todos los presentes, muchos de ellos permanecieron en pie o buscaron asiento en alguna escalinata o confesonario.
Terminada la Eucaristía, el Coro de Cámara del Instituto French de Ramos Mejía bajo la dirección de Macerlo Valva regalaron a la concurrencia con una magistral interpretación de la cantata para relatora, recitante, solistas, coro y conjunto instrumental: El portal de América "Cien años de servicio a la joven en Argentina", con letra y música del Maestro Marcelo Valva.
Después de la Eucaristía, la comunidad ofreció un brindis en el salón de la casa y recibió el cariño y las felicitaciones de todos los que pudieron acercarse hasta la Avenida Córdoba para compartir estos momentos.
Con el brindis no terminó el día. Por aquello de que 'la noche es joven'. A las 22:00, ocho autobuses salieron llevando a jóvenes y religiosas a un tour nocturno por la ciudad de Buenos Aires...
 Fotografías del día 29  

Día 30 de septiembre...
El domingo fue intenso... a las diez y media de la mañana la Iglesia volvió a lucir repleta de jóvenes para la celebración de la Eucaristía en la que, la renovación de votos de H. Cecilia Marichal ante M. Daría Fernández fueron la mejor manera de abrir el segundo centenario de la casa de Buenos Aires.
Terminada la Eucaristía, los ocho autobuses hicieron un recorrido que quiso revivir la llegada de las primeras religiosas a Puerto Madero; los diferentes domicilios en Corrientes, Pueyrredón, Santa Fe, Córdoba y Olleros..; y la fiel perseverancia de las que entregaron en Buenos Aires hasta el último aliento de su vida terrenal, dejando sus huellas en el camino y semillas de bien en los corazones de todas las personas que el Señor fue poniendo en su camino. En el Cementerio de Chacarita rindieron homenaje a la  fidelidad de muchas Hermanas que llegaron a Buenos Aires y perseveraron en el servicio del Señor hasta su último suspiro, porque su entrega ha fructificado en nuestras vidas, en nuestra fe, en nuestro compromiso social de servicio en aras de una sociedad más humana y más cristiana.
De regreso a casa... la comida... las maletas... las despedidas...
El camino queda abierto... la casa de Buenos Aires camina ya por la senda del segundo Centenario... 

Fotografías del día 30 

jueves, 27 de septiembre de 2012

Ya estamos en Buenos Aires...


Desde antes de ayer... porque el día 25 de septiembre de 1912 entraba en Puerto Madero el Buque "León XIII" con una escolta muy singular... Una antigua colegiala de la Casa Madre, Balbina García Rodríguez, emigrada a Buenos Aires, no tuvo paciencia para esperar en tierra y salió en una barquita al encuentro del buque en el Río de la Plata.

Dos días más tarde, el día 27, La Gaceta de Buenos Aires (Diario noticioso. Buenos Aires, Año III, Núm. 629, viernes 27 de septiembre de 1912) daba la noticia con el titular:

Sociedad Protectora de la Joven Sirvienta
Acaban de llegar a Buenos Aires cuatro directoras y tres auxiliares para regentar el colegio de asilo que la Sociedad Protectora de la joven sirvienta acaba de fundar en esta ciudad. Fueron recibidas por la presidenta de la sociedad, señora Mercedes Avellaneda de Dellepiane, y por varios miembros de la comisión, que las acompañaron en tres automóviles a la casa que se les tenía provisionalmente en la calle Corrientes número 2536.
            Quedaron gratamente impresionadas las viajeras de nuestra capital y ofrecen pedir a sus colegios de Europa el número necesario de jóvenes sirvientas esmeradamente preparadas, para atender a los pedidos que van llegando.
            Las jóvenes sirvientas que de la capital o del interior de la República quieran matricularse en dicho colegio y gozar de las ventajas que ofrece, deberán presentar a la superiora del mismo un informe de buena conducta y subordinarse al reglamento que se les facilitará.

Hoy esta Casa Madre de la Congregación en América, se prepara para recibir a las que llegarán mañana desde todas las casas de la Provincia  Hispana... y a la Madre General con H. María Luisa y las Superioras Provinciales de América que están reunidas en Haedo… Se sentirán algunas ausencias…  
El exterior de la casa aparecía hace unos días coloreado de graffiti alusivos a la situación política y social de Argentina… Ahora luce un mural, fruto de la transformación de las pintadas, que anuncia la celebración y apunto al camino que se abre estos días hace el segundo centenario…



Algunas fotos 

sábado, 15 de septiembre de 2012

Alabanzas a la Santísima Virgen




Durante la travesía del Atlántico desde España hasta Buenos Aires, tuvieron tiempo las Hermanas para muchas cosas. El día 15 de septiembre, cayó en domingo y se celebraba entonces, el Dulce Nombre de María. M. María de San Estanislao escribió unas alabanzas a la Santísima Virgen que recogió luego en las Crónicas de la casa.
Por la tarde, tuvieron entretenimiento con un "simulacro de abandono del buque". Noticias que podemos conocer gracias a la pluma de la misma M. María de San Estanislao.

Llegó el Domingo 15 después de las Misas dentro y una en cubierta como el domingo anterior, nos pusimos a escribir las alabanzas a la Santísima Virgen por ser días de su dulcísimo Nombre. Solo un verso conservamos.
(A bordo)
Al Dulcísimo Nombre de María
Set. 15
En Nazaret tranquila y dulcemente
Duerme una niña hermosa cual la luna,
Ciñen las flores su preciosa frente
Y rodean los ángeles su cuna.
Con cautela se acercan. amorosos
En silencio la admiran a porfía
Y un grupo encantador forman dichosos
Contemplando extasiados a María.
Desplegando sus alas suavemente
Blanquísimo dosel fórmanle a ella
Tañe su lira el serafín ardiente
Y la ven sonreír tan pura y bella
Que colmados sus pechos de alborozo
No pueden contener más la alegría
¡Y bendicen su cántico armonioso
El Dulcísimo Nombre de María!
Llegan al lago manso y transparente
Voces de celestiales jerarquías
¡Y él dibuja en sus hondas claramente
El Dulcísimo Nombre de María!
¡María! Saben pintar
Las flores en sus corolas
Y el Océano trazar
En el vaivén de su solas
María brilla en las naves
Que surcan el mar profundo,
¡”María” cantas las aves
En los ámbitos del mundo!

Pasan los siglos. Dulcísimos loores
Al Nombre de María con amor
Las aves, los mares y las flores
Entonan con el triste viador
¡Y al unidos cantar los serafines
Las glorias de su Reina noche y día
Repercute del orbe en los confines
El Dulcísimo Nombre de María!!
M. de S. E. de Kostka
H. de M. I.

Al medio día de dicho día 15 nos avisaron que si sentíamos a las tres de la tarde gran movimiento a bordo, no nos asustáramos, porque había “simulacro de abandono de buque”. Efectivamente, a la hora señalada, prolongados repiques de campana avisaron el figurado peligroy era de ver como corrían los oficiales, marineros, camareros y hasta los cocineros con sus delantales blancos y gorros también blancos, para arrojarse al agua en los botes que les señalaban. El Capitán dando órdenes. Como no era verdad, era bonito.Pasaron revista, y ya con esto tuvimos distracción para toda la tarde.


miércoles, 5 de septiembre de 2012

Rumbo a Buenos Aires. En Málaga se completó el grupo

Hace hoy cien años...


Vapor "León XIII"
 Salieron del puerto de Barcelona, a bordo del "León XIII" el día 3 de septiembre de 1912, M. María de los Desamparados Molina, M. María Estanislao Mir, H. María del Redentor Fando, M. María de San Estanislao Morey y H. María del Buen Pastor López. Antes de dejar la casa en la calle del Consejo de Ciento, M. María Teresa Orti las había reunido en la Capilla donde rezaron la Letanía de los Santos, un Padre nuestro a S. Rafael, otro al Ángel Custodio, el Bendita sea y la jaculatoria “Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío”. En la puerta de la Capilla que da a la portería, se dieron el abrazo de despedida y la M. General se quedó en casa por no volver a despedirlas en el puerto...
Capilla de Barcelona - RMI
El día 5 de septiembre, a las cuatro y media de la mañana estaban ya todas en pie porque entraban en el puerto de Málaga donde se unieron a las viajeras, M. María de Belén Maiztegui y H. María del Consuelo Villegas que completaban la primera comunidad de Religiosas de María Inmaculada en Buenos Aires. 
Las que viajaban desde Barcelona, ofrecieron en Málaga el sacrificio de no puder reunirse con la comunidad, porque M. María Teresa Orti había dicho que no abandonaran el barco.
Puerto de Málaga
A las 6 de la tarde, la campana del León XIII anunció el momento de los últimos abrazos de despedida entre las que se iban y la familia Morey que con M. María del Sacramento Gómez, superiora de Málaga, habían pasado la jornada en el puerto. 
Veinte días de navegación fueron la primera etapa de vida comunitaria de aquel puñado de mujeres que sentían ¡por un lado dejar a España quizás para siempre, a nuestras Madres y hermanas queridas, a nuestras chiquitas, a nuestras familias; por otro, el anhelo de ir a trabajar por la gloria de Dios, el vernos elegidas por Él para ser las primeras en llevar el Instituto a lejanas tierras, el deseo de salvar muchas, muchas almas!.

sábado, 11 de agosto de 2012

Santiago de Chile abre un nuevo centenario...



Imagen de la Inmaculada.Iglesia RMI Santiago
El día 12 de agosto de 2012 ha sido el elegido por la comunidad de Santiago de Chile para abrir las celebraciones del I Centenario de la llegada de las Religiosas de María Inmaculada a la ciudad. Hace cien años, el 12 de agosto de 1912, un puñado de Hermanas nuestras vivían tranquilas en sus respectivas comunidades, ajenas a lo que en muy breve iba a marcar un antes y un después en sus vidas y en la historia de la Congregación.
M. María de los Desamparados Molina, había ofrecido a M. María Teresa Orti su disponibilidad para formar parte de la primera expedición a América cuando llegase el momento. Eso debió ser en septiembre de 1911 mientras estaban reunidas en Madrid por el V Capítulo General. Es obvio que no podían sospechar, ni M. María Teresa ni M. María de los Desamparados, todo lo que iba a ocurrir en el arco de dos años.
M. María de los Desamparados Molina
La generosidad de M. María de los Desaparados Molina y Puig Dodero fue aceptada por la Madre General que, no solo la puso al frente de la primera expedición en septiembre de 1912, sino que en julio de 1913 la mandó a cruzar la Cordillera para llevar nuestro servicio apostólico hasta la Iglesia en Chile.
Exterior de la Iglesia
Para conocer algo de aquel viaje, me parece más oportuno callar... y dejar que la misma M. María de los Desamparados nos lo cuente, tal y como lo dejó ella narrado en las crónicas de la casa de Santiago. Mientras dejamos que M. María de los Desamparados nos narre el viaje, nuestro corazón eleva un sentimiento y una oración de acción de gracias al Señor por estos cien años de vida de la Congregación en Chile y por cada una de las que los han hecho posibles.



 De Buenos Aires a Santiago de Chile
M. María de los Desamparados Molina RMI

Si se tratase de una nueva fundación en nuestra España empezaríamos este capítulo por el día en que llegamos a la población donde hubiese de fundarse la nueva Casa; pero como esta sale tanto de los límites de lo ordinario no se puede perder ni uno de sus detalles pues que tan claramente se nos manifiesta en ellos la intervención divina. Empezaremos, por tanto, desde nuestra salida de Buenos Aires que fue en la mañana del 27 de Julio de 1913, después de despedirnos de aquella Capillita, de aquel Sagrario, en que también habíamos aprisionado a nuestro dulce Dueño, y de buscar en Él el aliento necesario para emprender la nueva misión que se nos confiaba y de abrazar a aquella tan amada Comunidad. Su actual Superiora, la Rvda. M. María Magdalena de Pazzis, recién llegada con las Religiosas destinadas a aumentar el número de las que habían de quedar a su lado y las que habrían de componer la de esta, con la M. Asistente, María de San Estanislao Mir, y la H. María del Redentor Fando, nos acompañaron no solo a la estación, sino que aún nos dieron el consuelo de seguir acompañándonos hasta la primera y próxima de Palermo, perteneciente aún a Buenos Aires, donde fue ya preciso darnos el último abrazo. Dos chicas nos siguieron también, una hubo de apearse en dicha estación, más la otra, Balbina García, antigua colegiala de nuestra Casa de Madrid, la primera fue que nos recibió en la Argentina, saliendo del Puerto en una barquilla que gobernaba por sí misma, pues tiene una verdadera veneración por nuestro Instituto, así que a pesar de nuestra oposición aún nos siguió en el tren hasta la de Mercedes, a pesar de que tenía que esperar en ella dos o tres horas al que necesitaba para regresar, no nos fue posible convencerla y allí quedó llorando desconsoladamente… ¡Pobres chicas! Hay en sus corazones tesoros que el mundo desconoce y que de conocerlos le harían más temeroso, más cauto en procurar la ruina de estas criaturas, que generalmente le superan en mucho por la nobleza de sentimientos, que revelan aún en medio de sus faltas y defectos. En cuanto a Balbina, aunque de carácter excéntrico en demasía, sigue siendo buena y muy apreciada en la Casa donde ha servido varios años en la República Argentina. ¡Qué efecto nos hizo cuando en Montevideo recibimos sus respetuosos y tiernos rengloncitos su primer saludo! y ¡qué impresión de agradable sorpresa cuando apenas entramos en el Río de la Plata vimos balanceándose alrededor del vapor que nos conducía y dando vueltas en torno suyo aquella navecilla que parecía medio cascaroncito de nuez al lado de un coloso, al que se acercaba sin temor alguno, como si nada le impusiese, ni nada viese en ese momento más que a sus Madres, las Madres de su Colegio, como dicen ellas, las Religiosas Hijas de María Inmaculada; y no porque supiese las que venían, ni viniese entre nosotras ninguna de las que le son más conocidas, sino por vestir el mismo hábito que aquellas, por pertenecer al Instituto donde había encontrado ese afecto verdadero y desinteresado que el mundo desconoce y que ellas perciben y alcanzan a comparar, a pesar, generalmente, de la natural susceptibilidad y cortedad de inteligencia y de la fuerza de las pasiones inherentes a sus circunstancias y traicioneros halagos de la parte más corrompida de la sociedad, de los astutos agentes del enemigo de las almas; pero basta de digresiones y volvamos a nuestro interrumpido relato. Quedó llorando la pobre Balbina y sin dejar de saludarnos hasta que nos perdió y la perdimos de vista, que fue muy pronto, más que por la velocidad del tren y el denso humo que despedía su máquina porque… ¿a qué ocultarlo? nuestros ojos estaban velados en el momento de alejarnos más y más de todo lo que nos es más caro y conocido, encontrándonos ya ante lo completamente desconocido y solas tres pobres Religiosas; pero… ¿dije solas? Solas no, no hubiésemos tenido ese valor que nos comunicaba el mismo por quien arrostrábamos tan difícil empresa, el mismo que nos acompañó en la travesía, el mismo que nos sigue acompañando, nuestro Señor y Dueño, nuestro amado y Pastor. Si, percibimos claramente, y percibimos, con la dulzura de su presencia y del eco de su silbo, sus tiernos cuidados, la luz de su mirada y el calor de su Sagrado Corazón; y ocultándonos en este amoroso recinto hallamos en Él alientos para todo, nuevas energías, nueva vida, nuevo ardor para seguir nuestro camino sin volver la vista al parado, sin arredrarnos por el presente y sin dudar del porvenir, sintiendo en nuestras almas el bálsamo de sus consuelos, la atracción de sus imanes, las esperanzas del sus promesas y el talismán de sus bendiciones.
Todo lo expuesto en el parrafito anterior sentimos, más que pensábamos, en esos momentos, y así, instantáneamente dominada la impresión natural, nos miramos sonriendo, ocupamos nuestros asientos y como al salir de Palermo habíamos rezado a San Rafael y la letanía de los Santos, después de hablar un poquito sobre lo que acababa de suceder y el panorama que se extendía entre nuestra vista, viendo al mismo tiempo, aproximarse el medio día, hicimos nuestro examen y terminado abrimos la cestita de provisiones que con tan solícito esmero nos habían preparado nuestras Hermanas de Buenos Aires. Nada faltaba, allí no solo había cuanto pudiésemos necesitar con carecer de nada sino a más, unos regalitos, y todo previsto y arreglado con esa delicada solicitud que se inspira en el verdadero y dulce sentimiento de la fraterna caridad. Otra vez se nublaron nuestros ojos, más dominándonos de nuevo y animándonos unas a otras, hicimos honor a los manjares con tanto esmero preparados, y después de dar gracias y descansar breves momentos rezamos vísperas terminando el día en agradable recreo y pudiendo seguir, durante el mismos, nuestras horas acostumbradas de rezos y comidas en completa libertad, porque íbamos solas las tres y nadie había de molestarnos, en nuestro departamento, pues que estos se comunican por medio de pasillos exteriores y cada cual puede cerrar su puerta, teniendo en el interior de los mismos, camas y cuanto puede necesitarse. En el nuestro había cuatro de aquellas que se convierten en asientos, según conviene. No podíamos ir más cómodamente. ¡Qué diferencia del viaje a Egipto y Belén! ¿Qué cosas hacéis Dios mío!
Antigua locomotora en la Estación de Mendoza
Antigua Estación de Ferrocarril en Mendoza
En el camino recorrido este día hallamos que no son las estaciones como las de nuestra España, ni se nota en ellas la vida y animación de aquellas; allí se oyen las voces de los empleados que anuncian el nombre de la localidad y el tiempo que se ha de detener el tren o llaman a los viajeros para volver a él, o cambiarse a otro, mezcladas con las de vendedores de agua, frutas, golosinas y periódicos, más los silbidos de las máquinas… ¡qué se yo! Aquí nada, solo el silbo, o campana que anuncia la entrada y la salida, en medio del más absoluto silencio. El que lleva una Guía de Ferrocarriles (que por cierto son bastante deficientes) o ve el letrero en que dice el nombre lo sabe y lo calla, guardándolo para sí, mientras el que no, continúa su marcha con las ganas de saberlo. Nosotras llevábamos Guía; pero solo marcaba los puntos principales y las alturas sobre el nivel del mar, que es en Mendoza 753 metros y en la Cordillera en las Cuevas 3.190, en Caracoles 3.189 y continúa del descenso hasta finalizar el viaje que en dichas estaciones salimos de la misma y la vamos dejando atrás con sus nieves y empezamos a ver verdear los riscos y correr ríos y arroyuelos y pacer ganados mucho más lindos que los de la Argentina porque la vegetación es muy hermosa y abundantes. De Caracoles a los Andes se tarde 3,80 horas y se encuentra a 800 metros, y en Santiago estamos a 520. ¡Es subir y bajar! y, sin embargo, ni aún en la mayor altura habíamos salido de la falda de las montañas… ¡Siempre bordeando el precipicio cual fiel imagen de nuestra peregrinación por la tierra! Y para que nada faltase a esta simbólica figura, en el pico más alto y central se halla una magnífica del Redentor con los brazos abiertos y la cruz en una de sus manos; pero esto no lo alcanzaba nuestra vista y lo supimos mucho más tarde y ya en Santiago. Hecho este pequeño paréntesis vuelvo a tomar la interrumpida narración desde el punto en que hicimos nuestro trasbordo. Decíamos que nada venden en las estaciones: pero en el tren lo mismo en el argentino que en los chilenos llevan cuanto puede necesitar el viajero, aunque muy preferible es llevarlo de la propia Casa, como lo llevamos nosotras; por lo menos lo más esencial; más ahora que aún estamos en el argentino veamos los panoramas que en él se nos iban presentando, algo monótonos, en verdad, pues solo se veían bastísimas llanuras en que pacía muchísimo ganado caballar y vacuno, y algo de lanar; pero este último muy escaso en comparación de los otros. No se veían las bonitas posesiones que abundan en nuestro suelo, ni esas místicas moradas que en el imprimen tan poético encanto; nada, llanura y ganado, ni aún pastores, ni siquiera el sitio donde pudiesen recogerse aquellos animalitos, escuálidos en su mayoría, por la escasez de pastos, que estaba bien de manifiesto la pobreza de la vegetación en todo ese trayecto; en el que buscábamos inútilmente las elevadas torres que allí nos señalan el Cielo y los sitios donde su Rey y el nuestro tiene sus Sagrarios en la tierra; y no poca pena sentimos al no hallarlos, más nos consolábamos contemplando el gran Sagrario, la celeste bóveda en que lució en todo su esplendor el Sol durante el día y las estrellas por la noche; en la que tomada la cena y hecho el examen, cerrando nuestra puerta durmieron dos tranquilamente, en tanto que la otra velaba, casi toda, con igual tranquilidad, pues que nos acompañaba el mismo que nos enviaba y así, reclinadas en los divanes, porque preferimos esto a acostarnos, estuvimos hasta que amaneció, hicimos la oración, desayunamos y a las 6 (hs) llegamos a Mendoza, donde habíamos de trasbordar, y efectivamente allí nos esperaba un tren muy corto, solo dos coches y un restaurante; pero ¡qué coches! no había divisiones, como en el otro ni más que asientos, de dos en dos enfrentados y divididos por estrechísimos pasillos, no se sabía si pertenecían a 1ª, 2ª o 3ª; todo era igual. Las ventanillas llevan gruesos y dobles cristales, más sus persianas, los calentadores van en la parte alta, y nada más. Señoras, solo una con su esposo y un niñito de muy corta edad; los demás todos hombres, y todos en silencio se entretenían leyendo libros y periódicos. No podíamos temer preguntas indiscretas porque nadie habla, ni aún para aquellas atenciones tan de nuestra España; todos van como solos, o como si fuesen palos, lo que nos dejaba cierta agradable libertad, puesto que no fijábamos la atención de nadie.
En Mendoza cambiaron de tren
Como llevábamos veinticuatro horas sin tomar nada caliente y la M. María Victoria de Jesús, tan animada en el otro tren, parecía en este empezar a languidecer, pedimos café con leche, lo tomamos calentito y con esto se confortó la materia. Los espíritus estaban muy confortaditos… ¡Llevábamos tan buen guía! Y el día era espléndido, ni una nube en el firmamento nos velaba por ningún lado su magnífico manto azul; y el tren marchaba, subía, bajaba, tornaba a subir y en rápidos giros y revueltas se iba internándose en la montaña, mientras que esta parecía crecer a nuestra vista con la más altiva arrogancia hasta mostrársenos por completo en su majestuosa grandeza, y al tiempo que por un lado perdíamos de vista sus elevadísimos picos, no alcanzábamos a divisar por el otro el fondo de los precipicios, a cuyo borde casi marchábamos. Y montañas y precipicios engalanados con blanquísima y regia vestidura de compacta nieve, tanto que no permitía divisar ni un grano de tierra, ni una piedrecilla, ni más que las cruces que sobre ello se erguían en algunos parajes como para pedirnos una oración por las pobres víctimas de desgraciados accidentes, y entre los riscos, medio enterradas en los pliegues de su heladora túnica, alguna que otra desmantelada casucha, a cuya puerta jugaban, con la misma, pequeños y desarrapados salvajillos. De trecho en trecho se hallaban brigadas de indios que separan la nieve, para dejar vía libre, después de cortada esta por una máquina que nos precedía.
La Cordillera desde Mendoza
El panorama era grandioso, deslumbrador, realzaba el sol la blancura de la nieve y ambos el límpido azul del cielo y esto en extensión indeterminada; pero como todo lo grande, no podía menos de resultar imponente, que siempre impone lo infinitamente grande a lo infinitamente pequeño, la majestad de Dios a la débil y pobre naturaleza humana. El alma, por su origen divino, puede sobreponerse, más no por eso deja de sentirse en la materia la misma flaqueza de nuestra natural condición. Así a las tres nos imponía, aunque cada una a su manera; más sin embargo callando esto procurábamos animarnos mutuamente. M. Victoria de Jesús se esforzaba en dominar esta impresión y hasta convencerse de que no lo sentía, por animarse y animarnos, sin duda, más no pudo sustraerse a sus afectos; que así como el día anterior iba tan animada y comió perfectamente, este apenas probó bocado, no pudo rezar el oficio por el mareo que sentía y que no la dejaba casi abrir los ojos, ni hablar palabra; solo decía, que cuando en cuando: Madre ¿cuándo nos veremos cerradas en nuestra Casita? No puede tardar mucho esto, le contestábamos, no sin desearlo de igual manera, y tanto más cuanto que la pulsamos y hallamos calenturienta. H. María Antonia, como nacida y criada en país muy montañoso, no sentía tanto estas impresiones, aunque no del todo pudiese evitarlas, y pareciéndola que, por los años y flaqueza propia, había de hacérseme más sensible que a ninguna, me abrumaba a fuerza de cuidados, de manera que no parecía pensar en otra cosa. Por mi parte, aunque no sentí mareo alguno, por lo que pude hacer, rezos, lecturas y comidas igual que el día anterior, en el interior me sentía viva y doblemente impresionada; el espíritu sobrecogido de admiración, gozoso de poder contemplar estas maravillas y confiado cada vez más y más en el que nos las mostraba y acompañaba; en esto como mis Hermanas; pero la materia creo que la más atemorizada, por ser la más flaca, por lo que hubiese decaído el espíritu, con la misma, no hallarnos tan confortadas como nos hallábamos por nuestro Señor, cuya presencia nos dejaba sentir más que nunca; cuál Pastor solícito cuidando y acercándose a sus ovejas tanto más cuanto más flacas nos hallaba y más entre breñas nos íbamos metiendo para su servicio y por su amor… Pero ¡qué bien sabe compensarlo todo! Grande es su poder y majestad y que lo muestra el real sello que imprimió en toda la creación, más aún la supera en mucho su generosa magnificencia!
Admirando todo lo expuesto íbamos internándonos en la Cordillera y como tenía tanta nieve quitaron el coche restaurante, por acortar el tren poco después de medio día, a cuya hora habíamos tomado una sopa especialmente por M. Victoria de Jesús, que apenas tomó otra cosa, y la Hermana y yo terminamos la comida con lo de nuestro cestito, que bien provisto iba y nada podía sernos más grato.

Via del Ferrocarril a través de la Cordillera

 La nieve parecía cada vez más densa y el tren subía, salvando curvas con maravillosa destreza, y así llegamos a vernos varias veces casi como enterradas en aquel inmenso sudario, que llegaba por uno y otro lago hasta cubrir caso todas las ventanillas, cuyos dobles cristales iban cerrados, crujiendo porque el tren la oprimía a nuestro paso, y salpicándonos de gotas de agua que filtrábanse por las rendijas todas de los coches; y así llegamos, salvo algunos pequeños túneles, a lo que llaman defensas, pasadizos de zinc que impiden que uniéndose la nieve sepulte a los viajeros, pues que en ese caso quedaría por cima de estas y el convoy hallaría en su seno el peso libre; aunque en él también algo penetra y se veía bastante. Así de una en otra y entre alturas y precipicios, el sol poniente cambió de pronto la blanquísima vestidura de unas y otros en un color de rosa pálido, cual si al ocultarse detrás de las montañas se despidiese engalanándolas con los cambiantes de sus fulgores; y el cielo seguía sin perder su purísimo azul, sin que la más ligera nubecilla lo empañase; grandioso espectáculo que contrastaba con nuestra miseria, pues a pesar de tanta maravilla y beneficios de nuestro Señor, que parecía había de tenernos insensibles, absortas e incapaces de otro sentimiento, sentíamos, sin embargo, cierto cansancio material que nos hacía anhelar la terminación del viaje, por lo que
Los Caracoles
entre las Cuevas y Caracoles pasado el gran túnel que dicen ser el mayor del mundo y en el que estuvimos 20 minutos, y otras nuevas defensas más ya descendiendo y perdiendo de vista poco a poco la nieve; ya fuera de la Cordillera vimos con gusto anochecer, tachónase el firmamento de estrellas y la proximidad de los Andes, donde habíamos de descansar en una Casa de nuestro Señor y darle gracias ante uno de sus Sagrarios, lo que no tardamos en conseguir, pues que felizmente llegamos, detúvose el tren y fuimos obsequiadas por la primera



lunes, 16 de julio de 2012

16 de julio... un día para recordar... celebrar y... AGRADECER

Un día como hoy, 16 de julio, en

1844: nació en Cascante María Vicenta Julita Lutgarda, primera hija del matrimonio López-Vicuña.




1854. 1857- Santa Vicenta María celebra anualmente las fiestas del Carmen y Santiago en Carabanchel. La 'Congregación de la Virgen del Carmen de Carabnahcel' se prepara ahora para celebrar sus 300 años de historia (http://www.concarmencarabanchel.org/). Junto a sus tíos, Manuel maría y María Eulalia, realizó Santa Vicenta María un intenso apostolado en Carabnahcel, particularmente con las niñas y jóvenes del pueblo. Allí fundó a "Asociación del Rosario viviente". 

1876: domingo, a las 8 de la maña­na, en una Misa celebrada por el cape­llán del Obispo Sancha, en presencia del Sr. Obispo, del P. Legarra y de doña María Eulalia, hacen los votos de devoción las tres primeras en vista a la fundación de Zaragoza, según una disposición del Sr. Obispo Auxiliar. A continuación quedó inaugurado el noviciado con la admisión al Insti­tuto de las seis primeras postulan­tes: dos directoras: Marina (María Teresa) Orti y Muñoz, Guillerma (Loreto) Venero y cuatro coadjutoras: Gloria (Amparo) Alonso, Jorja (Visitación) Sanz, Micaela (Carmen) López y Josefa (Asunción) Vizconti. Era la inauguración del primer noviciado de las Religiosas de María Inmaculada en Madrid, plaza de San Miguel.

El aniversario de la inauguración del primer noviciado imprimió un carácter particular al día de la Virgen del Carmen como “fiesta de familia”.

En un día como hoy iniciaron su andadura como Religiosas de María Inmaculada en nuestr Instituto, por lo menos 86 de nuestras Hermanas; 58 empezaron su noviciado; 84 hicieron sus primeros votos; 59 emitieron la profesión perpetua.

miércoles, 11 de julio de 2012

Efemérides... 11 de julio




Cada día tenemos algo para celebrar... algo para agradecer... algo por lo que sorprendernos...
Hace hoy dos años que hubo en esta Casa curia, ceremonia de votos perpetuos... no es lo más normal que, con el verano tan avanzado en este hemisferio norte tengamos estas celebraciones... Pero no fue la primera vez que algunas Hermanas emitieron su profesión perpetua, o la primera, o comenzaron el noviciado, o entraron en la Congregación en la misma fecha... Como la fecha del nacimiento no se solía elegir... alguna nació también en este día... Es bonito poder recordar a las personas con sus nombres y con sus rostros... por eso os invito a tener presentes a algunas... A dar gracias a Dios, particularmente por las que con sus 50 o más años de Consagración al Señor lanzan el mejor mensaje a las que profesaron hace dos años y a todas las que con más o menos años de entrega seguimos creyendo que el Señor nos regala cada día el don de la fidelidad y que la Suya apoyará la nuestra hasta el final...
Por eso hoy, recordamos y agradecemos....

* Cumpleaños
-María Paz Gabriel
-María Luisa Ugas
-María Rosa Zúñiga

* Entrada en la congregación
-María Gloriana de Couto

* Inicio del noviciado
-María Concepción Abad
-María Cruz Benito

* Pronunciaron los primeros votos
-María Jesús Etayo
-María Carmen Gutiérrez
-María Agustina Mancisidor
-María Francisca Martín
-María Jesús Martínez López Echazarreta
-María Amadora Roca
-María Teresa Santiago

* Emitieron la profesión perpetua
Hace más de 50 años
-María Agustina Mancisidor
-María Jesús Martínez López Echazarreta
-María Amadora Roca

Hace 50 años:
-María Jesús Etayo
-María Carmen Gutiérrez
-María Visitación López Sainz
-María Francisca Martín
-María Teresa Santiago
-María Isabel Villar

Hace 2 años:
-Elma Cruz
-María Margarida de Barros
-María de los Ángeles Galván
-Emerencia Kullu
-Shirley Milla
-Elma Nillos
-María Pilar Pardo
-Beatriz Rodríguez
-Verónica Sonaware

viernes, 6 de julio de 2012

6 de julio - Beata Nazaria Ignacia March



Las Misioneras Cruzadas de la Iglesia celebran hoy la memoria litúrgica de su Madre Fundadora, la beata Nazaria Ignacia March... Nosotras, a lo largo de este año intentamos seguir las huellas de vida y santidad que nos regala el centenario de la casa de Buenos Aires. Pero ¿qué tienen que ver la beata Nazaria y las Misioneras Cruzadas de la Iglesia con el centenario de las Religiosas de María Inmaculada en Buenos Aires? Visto así... nada. Pero, por donde pasan los santos... algo queda ¿qué duda cabe?
No me entretengo en contar la vida de la beata Nazaria Ignacia, porque la conozco poco y porque otros ya lo han hecho y podéis encontrar noticias en http://www.misionerascruzadasdelaiglesia.org/fundadora.htm o en http://www.misionerascruzadasdelaiglesia.net/IMG/pdf/Cronologia.pdf .
Me llama la atención la coincidencia  de que en el mes de agosto de 1912, la beata Nazaria Ignacia fue destinada a América y en septiembre se embarcaron nuestras Hermanas destinadas a la fundación en Buenos Aires.
Religiosas de María Inmaculada - BuenosAires
El 21 de marzo de 1914, llegó destinada a Buenos Aires, M. María Loreto Ramos Colarte y en Buenos Aires estaba cuando en mayo de 1928, la M. General y Fundadora de las Misioneras de la Cruzada Eucarística, Sor Nazaria, visitó a las religiosas de María Inmaculada en su casa de la avenida Córdoba. La cronista de la comunidad dejó constancia de lo ocurrido el día 6 de mayo:

Ha pasado el día entre nosotras la Rdma. Madre General y Fundadora de las Misioneras de la Cruzada Eucarística Sor Nazaria de S.  Nueva Congregación fundada en Bolivia con grandes frutos para la salvación de las almas apenas hace tres años. Dicha Religiosa vino en la semana pasada a visitarnos por indicación del Exmo. Sr. Nuncio Apostólico y sin duda fue providencial esta visita pues resultó ser sobrina de nuestra amada Hermana Madre María de Loreto que ignoraba en absoluto que tuviera ninguna sobrina religiosa y menos fundadora, grande fue su sorpresa y alegría y la Rda. Madre Superiora la invitó a pasar el domingo al lado de su tía; después de almorzar, en una salita de la portería se reunió toda la Comunidad y hemos pasado un rato agradable oyendo de sus labios la extensión que en tan poco tiempo ha adquirido la Congregación y la providencia especial que el Señor ha tenido con ella en sus principios sin la cual no hubiera podido salir triunfante y sirviéndonos como de meditación para admirar una vez más a bondad y misericordia de Dios velando siempre por las almas y dando a su Iglesia nuevos medcios para llamarlas y atraera a Sí hasta en las regiones más remotas; terminado este recreo tan espiritual y ameno hemos ido todas (excepto la Rda. Madre Superiora y M. Loreto que han quedado acompañando a nuestras huéspedas) con las chicas hasta la hra de la Capilla; los cultos como de costumbre con plática por el Rdo. P. Capellán sobre la mirada del Corazón de Jesús sobre las almas; después las Colegialas se han reunido en el salón de actos para obsequiar a la Rdma. Madre Nazaria con una veladita muy espiritual que mucho le ha gustado y ha quedado muy agradecida por todo.

Beata Nazaria Ignacia March

 Y volvió a pasar, el día 13 de mayo, para despedirse antes de regresar a Bolivia, con grandes aliento -anota la cronista- para continuar la gran obra que el Señor les ha encomendado.
Al año siguiente, en el mes de junio, volvió a M. Nazaria, con otra religiosa, a Buenos Aires para preparar la fundación de una casa de su Congregación y esta vez se hospedó en nuestra casa.
Hoy podemos dar gracias al Señor por las semillas de santidad, con huellas de Iglesia universal que han ido cayendo en nuestra casa de Buenos Aires a los largo de estos cien años de historia.
Nuestra acción de gracias al Señor por el preciosos servicio que la beata Nazaria Ignacia y sus religiosas  prestan a la Iglesia