viernes, 31 de julio de 2015

Un día como hoy.... 31 de julio de 1890

El día primero de agosto de 1890 escribía santa Vicenta María a Anita (M. María de la Concepción) Marqués:
Insignias de la profesión perpetua
«[…] lo que quiero es cumplir lo que ofrecí al Señor, que es sufrir lo que me envíe porque es lo que me cuesta, y el único camino para llegar a lo que nuestra vocación pide y lo que nos está predicando la cruz, el anillo y el Crucifijo, con que quedamos ayer adornadas, y, no menos, el paño negro con la calavera, debajo del cual nos metieron mientras nos cantaron parte del oficio de difuntos; ¡entonces sí que lloraba la gente…! […] Muy hueca me quedé ayer con lo que recalcaron en los tres sermones  que en el Instituto reina el espíritu de la Compañía, y cómo San Ignacio le proteje y cómo Dios ha querido que en su día y en ningún otro quedara consumada su fundación».
Santa Vicenta María había apuntado las solemnidades de la Asunción o de la Inmaculada Concepción como posibles fechas para emitir sus votos perpetuos. Los asuntos se fueron sucediendo sin tregua al par que su enfermedad avanzaba como evidente anuncio de la cercanía del final de su vida. En abril de 1890 seguía ilusionada con hacer el mes de Ejercicios de mitad de junio a mitad de julio por más que nada le parecían tan bueno en aquel momento para hacer los votos como la solemnidad de la Santísima Trinidad.
Beato Ciriaco María Sancha
Llegó a Madrid procedente de Barcelona el 24 de abril y el beato Ciriaco María Sancha, Obispo de Madrid, dispuso que hiciera solamente quince días de Ejercicios por lo acabada que la veía en sus fuerzas. Y no se equivocaba, la Madre sufrió una recaída que pasaron  los meses de mayo y junio sin que fuera posible pensar en otra cosa que en ayudarla a recobrar algo de fuerzas. Al fin, el mismo Obispo y el P. Hidalgo decidieron que hiciera doce días de Ejercicios y los votos el día de San Ignacio.
Negocios urgentes y ajenos a su voluntad impidieron al beato
P. Isidro Hidalgo y Soba SJ
Ciriaco María Sancha presidir personalmente aquella ceremonia, y ofreció a la Madre delegar para ello en el P. Hidalgo.
       El día 31 de julio de 1890, a las cinco y media de la mañana, puesto que su estado de debilidad no le permitía permanecer en ayunas, ante Jesús Sacramentado, pronunció Santa Vicenta María su fórmula de profesión y recibió la Comunión. Después de una prolongada acción de gracias, se vistió, anota M. María Teresa Orti, llena de vida y alegría, para asistir a la solemne ceremonia.
 
Retablo del altar ante el cual se celebró la ceremonia
     A las siete y cuarto de la mañana, señala el acta, tuvo lugar la ceremonia. Cuando la Madre, con paso firme, llegó a la Capilla, ya se encontraban en ella sus nueve compañeras de profesión y las señoras que en nombre propio o por delegación, debían actuar como madrinas de las mismas[2].
       La Madre Vicenta María con el formulario en las manos, fue respondien­do en nombre propio y en el de sus Hijas, a las preguntas que le hacía el celebrante, para testificar al mundo, representado por una concurrencia tan numerosa cuanto lo permitía el local, la sinceridad y fervor de sus deseos.
        Llegado el momento de la Comunión, la Madre Fundadora, para cumplir con el formulario ante la asamblea, repitió su oblación leyendo la primera la fórmula de profesión. A continuación cada una de sus compañeras repetía la fórmula y, al final de la misma, recibía el Eucaristía. Terminada la Misa, el P. Hidalgo revestido con capa pluvial como convenía al acto, bendijo e impuso a cada una las insignias de la profesión, que ellas recibían de su mano,

escuchando atentas las amonestaciones con que las exhortaba a grabar en su corazón la imagen de Cristo crucificado que les iban entregando. Aparecían entonces con la cruz al pecho como prenda de eterna salvación, como recuerdo imperecedero de su consagración a Jesús y signo de fidelidad a Cristo, representado en el sacrosanto anillo nupcial.

Santa Vicenta María
       Para concluir la ceremonia, las neo-profesas, postradas en tierra fueron cubiertas por un paño negro, y entre las lágrimas de los asistentes, se cantó parte del oficio de difuntos, terminado el cual, se levantaron todas y el coro entonó “Veni, Sponsa Christi, accipe coronan quam tibi Dominus praeparavit in aeternum”. Entonces M. María Teresa ciñó la frente de la Madre Fundadora con una corona de rosas blancas. La Madre, a su vez, repitió el gesto sobre cada una de sus compañe­ras.
        Ahora sí que puede descansar Vicenta María, según palabras del P. Hidalgo, en la más dulce efusión de gratitud por toda su vida, y terminar, como el anciano Simeón, repitiendo llena de fe y caridad “Nunc dimittis servum tuum, Domine”.




[2] El acta de la ceremonia enumera todas las señoras: Dª Dolores Suit, Vda. de Moreno, apadrinando a la Madre Vicenta María; la Excma. Sra. Dª Cándida Jover de Suárez Inclán, en representación de Dª Dolores Urries, a M. María Teresa Orti; Dª Pilar Lugo Viña, en representación de Dª Juana Concha de Solari a M. María Eulalia Sánchez; la Srta. Dª Remedios Serra, en representación de Dª María Moutas de Martí a M. María de la Asunción Carrera; Dª Josefa Jiménez de González Hernández a M. María del Patrocinio Sánchez y Terrones; la Srta. Dª María Josefa Alcalá y Orti a M. María Josefa Orti; Dª Rafaela Morayta Vda. de Canalejas a M. María de los Dolores Morayta; la Srta. Dª Consuelo Romero a M. María Javiera Elgorriaga; Dª Isabel a M. Ana María Carrera; y la Excma. Sra. Condesa de Mirasol en representación de S.A.R. la Infanta Dª Isabel de Borbón a M. María Isabel Méndez.

martes, 28 de julio de 2015

Un día como hoy... 28 de julio

1889: Santa Vicenta María escribe al P. Víctor Loyódice CSSR, acerca de la fundación que él le proponía para Buenos Aires. La Madre Fundadora no rechaza la propuesta pero le faltan medios de todo tipo para poder realizarla en un plazo breve.

La imagen de la Inmaculada acompañó desde España a las Fundadoras en Buenos Aires en 1912
1893: El cadáver de Vicenta María vuelve a su casa de la calle de Fuencarral y es depositado en la Capilla de la planta baja. Seis días antes, el II Capítulo General había elegido a M. María Teresa Orti para gobernar el Instituto. La segunda sesión el Capítulo, presidida por la nueva superiora general se celebró el día 29 cuando el ánimo de todas rebosaba de gratitud al Señor por haber obtenido la gracia del traslado de los restos desde el cementerio.
La Capilla en la que pronunció sus votos perpetuos y se celebró su funeral acogió de nuevo sus restos mortales.

1901: El Obispado de Segovia autoriza para el Oratorio privado de las Religiosas de María Inmaculada en Segovia, los mismos privilegios concedidos por la Santa Sede el 13 de junio de 1899 para las Capillas del Instituto. La necesidad de buscar alivio al calor de Madrid fue la causa del traslado de las noviciasas  a Segovia durante el período de verano.

1960: El Montepío de la Divina Pastora solicita a la Superiora de Sevilla que se instale en dicha casa la sub-Delegación Provincial, en vista del buen acierto con que están actuando como Corresponsalía y por creer es uno de los fines de nuestra Congregación, indicándoles la remuneración que por ello obtendrán.

jueves, 23 de julio de 2015

El rosario de santa Brígida

El día 11 de junio de 1876, con la aprobación del beato Ciriaco María Sancha y Hervás, en una ceremonia presidida por él mismo vistieron el hábito las primeras Religiosas de María Inmaculada. Complemento de aquel hábito fue, hasta el día 31 de julio de 1967 un rosario de seis decenas sujeto a la cintura. 
Era el rosario o corona concebido y propagado por Santa Brígida de Suecia. 
Se recita en honor de la Santísima Virgen y en memoria de los 63 años que, según dicen, vivió sobre la tierra. Está compuesto por seis decenas, en cada una de las cuales se dice un Pater, diez Ave y un Credo. A las seis decenas se añade otro Pater para completar el número de siete, en honor de los siete dolores y gozos de María y tres Ave, para completar la cifra de 63. 
A su devoción y práctica concedieron indulgencias los papas León X (1515), Clemente XI (1714) y Benedicto XIV (1743)

jueves, 2 de julio de 2015

Un día como hoy...



2 de julio


1881: Santa Vicenta María redacta, en Zaragoza, el primer oficio de nombra­miento de una superiora local, (y al parecer el único redactado por la Madre Fundadora): H. María Eula­lia Sánchez
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V.J.

Reconociendo que, por la Divina Misericordia, se halla la Hermana Mª Eulalia Sánchez animada del espíritu de nuestro Instituto y, por consiguiente, que, ayudada de la Divina gracia, sabrá promover la gloria de Dios, conservando y perfeccionando este mismo espíritu en las Hermanas, y procurando con ardiente celo la salvación y santificación de las acogidas, queda nombrada Superiora local de la casa de Zaragoza.
Dios Ntro. Señor y su Madre Inmaculada, que no pueden menos de asistir a aquellos que, por obediencia, emprendieron cualquier obra, le ayudarán a desempeñar el cargo con el debido acierto, siempre que se conserve con verdadera humildad, y, desconfiando de sí misma, lo espere todo de Aquel que es dador de todo bien.
En Zaragoza, día de la Visitación de la Sma. Virgen, a su prima Sta. Isabel. Año 1881.

1922, En la Casa Madre del Instituto, 1700 Colegialas y afiliadas  se consagran al Corazón de Jesús, en una acto conmovedor en extremo que presidió el P. Alberto Risco SJ.