lunes, 7 de diciembre de 2015

Un día como hoy... 8 de diciembre

  

Inmaculada Concepción.
Iglesia de San Andrés. Madrid.
Nos cuenta el P. Isidro Hidalgo en la biografía de la Madre Fundadora, que "Era el 8 de Diciembre de 1853 y cuando la luz de la aurora empezaba á oscurecer la de los faroles de la iluminación pública, todavía encendidos, penetraba [María Eulalia Vicuña] en el templo de San Andrés de esta Corte y se colocaba reverentemente ante la imagen de la Virgen Inmaculada para saludarla con la ternura de fiel y amante hija, la iniciadora no de una sino de más obras de caridad que habían de dar mucha gloria a la Reina de los cielos, en  el misterio de aquel día, á quien consagraba ella sus primeros pasos, para ofrecerle después sus numerosas conquistas. Allí permaneció algún tiempo orando con recogimiento y suplicando confiada la gracia que tan hondamente había penetrado su caritativo corazón; allí, como buena española, ansiaba un medio perenne con que a lo menos durante los días de su vida pudiera dar la gloria posible al misterio de la Concepción Inmaculada. Allí pedía luces y gracias para perpetuar esta obra que fuera digna de su Madre y Señora, y correspondiente a los deseos de su alma: allí recibió fervorosa y devota el pan de los fuertes; allí oyó una y otra vez el santo sacrificio de la Misa, y de allí salió recogida toda en el amor de su Dios y de su Madre Inmaculada en busca del asilo en que debían recogerse las primeras jóvenes que extraviadas del camino de su salvación quisieran volver a Dios por medio de una conversión sincera, a las cuales consagraba ella desde entonces sus bienes, sus trabajos y afanes y hasta su misma vida, porque sentía en el alma la ruina de aquellas desgraciadas; por que las tenía muy en su corazón; porque las amaba muy de veras.

Salió, pues, llena de Dios, llevaba penetrado su bondadoso corazón de estos sentimientos de caridad para con sus favorecidas futuras, y yendo conducida como de la mano de su Santísima Madre ¡Cómo no había de encontrar llanos los caminos y vencidas las dificultades todas! Sin darse apenas cuenta de lo que entonces hacía, cómo repetía ella muchas veces después con la sencillez y humildad que tanto la ennoblecía; sin parar al parecer en aquello que buscaba, halló la cuna donde debían criarse para Dios las primicias de aquellas almas que sin ella hubieran caminado ciegas a su perdición eterna. En la calle del Luciente se hallaba, cuando oyó en su interior una voz que le decía: "Esa habitación que ves desocupada, es la destinada para el ensayo de tu santa empresa y en su pequeñez representa los anchurosos edificios que bien pronto se levantarán en España, donde vivirán para Dios muchas jóvenes convertidas de corazón a El".