miércoles, 25 de marzo de 2015

25 de marzo

Casa contigua a la que ocupó el Colegio para sirvientas.
  El día 23 de julio de 1877 se trasladaron, doña María Eulalia Vicuña, las primera religiosas de María Inmaculada (aún novicias y postulantes) y las jóvenes acogidas en Madrid, desde la plaza de San Miguel a la calle de la Bola. Allí, el 25 de marzo de 1878 fue inaugurada la primera capilla pública que tuvo la Congregación. Santa Vicenta María, en las notas que fue tomando para la posterior elaboración de la historia, nos cuenta cómo fue: 

Doña María Eulalia Vicuña de Riega
"Mi buena tía Q.E.P.D., después de lograr tener casa propia, su primera aspiración fue habilitar una Capilla pública, donde pudiera estar el Smo. Sacramento, cuya idea le entusiasmaba tanto, que llegaba a decir (aunque en la práctica hubiera sido imposible) que ella se quedaría de noche a adorarle mientras las demás dormían. No quiso el Señor que llegase a tener ese gusto; se contentó S.D.M. con que esforzara extraordinariamente para reunir recursos, vendiendo sus alhajas, etc., y tal vez quiso darle el premio de verle cara a cara, antes de que tuviera en su casa su presencia real, encubierto bajo los velo eucarísticos. Murió mi tía el 30 de noviembre de 1877, y el 25 de marzo del 78 se abrió la Capilla al culto público.


  La bendijo en la víspera el Sr. D. Santiago Pastor, secretario entonces del Emmo. Sr. Cardenal Arzobispo de Toledo. Al día siguiente, fiesta de la Encarnación del Hijo de Dios, dijo muy temprano la primera misa el mismo Sr. Pastor, y a cosa de las 7 llegó el Sr. Cardenal, habiendo salido a recibirlo la reducida Comunidad que entonces había (que creo no pasaría de nueve Hermanas). Concurrió la mayor parte de las jóvenes de la casa, que ya serían más de 200 y, antes de dar la Comunión, hizo S. Ema. una plática muy devota y apropiada principalmente a las jóvenes. Después de esta misa quedó ya el Smo. reservado. El altar estaba bonitamente adornado, a lo menos, lo mejor que pudimos y el tiempo permitió, porque se anduvo con muchísima premura, por el afán de que en ese día fuera la inauguración. A las 10 tuvimos misa mayor solemne, con el Señor manifiesto, que cantó el Sr. Vicario eclesiástico de Madrid, y el sermón estuvo a cargo del P. Venancio Mazquiarán, orador insigne de la Compañía. Por la tarde y los dos días siguientes, predicó el P. Fidel Fita, de la misma compañía, haciendo así un triduo por todas las personas que con sus limosnas habían contribuido a las obras de la Capilla. El día 26 se celebraron honras en sufragio de mi tía, haciendo la oración fúnebre, después de oficiar en ellas, el P. Hidalgo. Su tema fue: "Los muertos hablan por sus obras". Muy pronto llegó la semana santa, y se celebraron los Divinos oficios, con sermones de Mandato, Pasión y Siete Palabras. Por la bondad de Dios se ha continuado en los años siguientes, y cada vez con mayor solemnidad, así como otras funciones, y es consolador el número de | Comuniones, que anualmente se calcula en 8.000. Los ejercicios de las tardes de los días festivos se solemnizan frecuentemente con el Señor manifiesto. Todos los años se dan ejercicios a Sras. que son en número cuantas pueden colocarse en la Capilla y tribuna, debiendo este particular beneficio para las que lo reciben y para la misma Congregación, al celo del R.P. Hidalgo, que hasta el presente los ha dirigido siempre. En el último año (que es el presente [1883]) se han dado también a las acogidas que se hallan sirviendo, por el P. Cándido Sanz, lo cual no se había hecho hasta ahora, aunque nunca se ha perdido la costumbre de que varias veces al año se hagan para las acogidas internas, que no los hayan hecho nunca, o que haya transcurrido tiempo."

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