miércoles, 7 de noviembre de 2018

Estella, 6 de noviembre....


 Un día como hoy


1842: Todo empezó, o más bien se rubricó, en… Estella… un domingo 6 de noviembre, en la casa solar de los Vicuña García. El alcalde de Cascante, José María López, llevaba mucho con el pensamiento fijo en una señorita ocho años más joven, María Nicolasa Vicuña, que residía en la Plaza de Santiago. Decir que nunca se habían visto parece osado aunque haya que admitir que D. José María se enamoró de María Nicolasa no tanto por lo que vio en ella, cuanto por lo que oyó sobre ella. “Cartas iban y venían”, no de Londres a Madrid, sino de Estella a Cascante en una época en que la las modernas teologías no interferían en las relaciones personales… el tiempo se empleaba en hablar, en escuchar, en leer, en escribir, y a través de esos medios se iban conociendo personas que entraban en el mundo de los sentimientos e intereses incluso de quienes no tenían un trato personal y directo… Y eso fue lo que ocurrió…
Casa-solar de los Vicuña Garcia en Estella

En Cascante vivían los hermanos Juan Manuel y Joaquín Vicente García Rincón que mantenían estrecha relación epistolar con sus sobrinas de Estella. La correspondencia familiar se alargaba fácilmente a un círculo más amplio en el que entraban parientes y amigos… y el contenido de las cartas daba pie para otros comentarios… José María López, escuchando, imaginando y soñando, acabó por enamorarse. Y cuando los sentimientos ya no le cabían en el pecho decidió, según la costumbre de la época, pedir la mano de María Nicolasa, a su hermano mayor porque su padre ya había fallecido.

Quienes la conocían daban por hecho que entraría monja en algún monasterio y por eso sorprendió su respuesta a la propuesta de matrimonio que le comunicó su hermano: «si debes darle una respuesta categórica, puedes darla “afirmativamente” fiando en Dios que, si no conviene, lo estorbará con su omnipotencia».  María Nicolasa Vicuña ponía en manos de Dios aquel proyecto de matrimonio con toda la confianza que emana de la fe… y el Señor se encargaría de fecundar la alianza de amor que José María López le  proponía.
Antes de seguir adelante se hacía obligado que los novios se encontraran y se conocieran personalmente. José María quiso evitar cotilleos en Cascante y en Estella acerca de su noviazgo… por eso no viajó directamente desde su casa a la de Nicolasa. Su condición de alcalde justificaba sobradamente un viaje a Pamplona, y su estrecha amistad con los Vicuña podía muy bien disimular una visita a las hermanas María Nicolasa y María Dominica en Estella.
Puerta principal de la casa de los Vicuña en Estella
El domingo 6 de noviembre de 1842 se encontraron y decidieron la boda, y el lugar de residencia, y se despidieron sin darse siquiera un apretón de manos… porque el novio no quiso dar pie a una mala interpretación de parte de su prometida… La belleza física y el aspecto angelical robó toda la atención del licenciado José María López, que a los treinta y seis años de edad ya cumplidos, sabía bien que el amor, y el deseo de la posesión total de aquella joven con la que quería compartir el resto de su vida, tenía que cimentarlo necesariamente sobre el respeto, el conocimiento y el aprender a ver desde la otra persona…

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