
La bautizaron al día siguiente, y a los nombres de "Vicenta María" que querían imponerle añadieron el de san Deogracias... y les sobraban motivos a todos en aquel hogar para agradecer al cielo este nuevo nacimiento que en sí mismo traía ya el germen de lo que aquella niña estaría llamada a realizar más tarde.
Corrían lágrimas en aquella casa por la muerte de la primogénita unos días antes... pero la expresión de los rostros dejó paso a la gratitud y la alegría cuando nació Vicenta María... fueron las de sus padres, tíos y abuela las primeras lágrimas que enjugó aquella niña... Fue una bendición desbordante para todos.

Vicenta María fue "bienvenida" a un hogar de Cascante hace hoy 167 años... El sentimiento de gratitud por su nacimiento, que sus padres quisieron expresar incluso en el nombre de la niña, sigue latiendo con fuerza en nuestros corazones...